En el Cretácico, hace unos 105 millones de años, no existían ni hormigas, ni abejas ni mariposas con espiritrompa, y la mayoría de ecosistemas terrestres estaban dominados por plantas sin flores (gimnospermas). Darwinylus marcosi es el nombre del escarabajo –inspirado en la pasión del naturalista inglés Charles Darwin por estos insecto– que representa la primera evidencia científica de un nuevo patrón de polinización en insectos en el Cretácico medio, según un artículo de la revista Current Biology que cuenta con participación española.
Un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas muestra la evolución de la vegetación y el impacto de las actividades humanas en el lago Arreo (Álava). El análisis de los sedimentos ha revelado la huella de la llamada Anomalía Climática Medieval, un período marcado por las altas temperaturas y la aridez.
Hace 110 millones de años, en plena era de dinosaurios, un grupo de insectos que transportaba polen quedó atrapado en gotas de resina. Eran cuatro hembras de tisanópteros —o trips—, con el cuerpo recubierto de granos de polen, que se han conservado hasta ahora en una pieza de ámbar de Álava. Se trata de la evidencia de polinización más antigua conocida hasta hoy, y la única del Mesozoico (hace entre 250 y 65 millones de años).
El Grupo BIOMICs, con sede en el campus de Álava de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) cuenta con numerosos investigadores especialistas en diversas áreas de la genética (neurodegenerativa, del cáncer, forense…), y colaboraciones con hospitales y universidades de la CAV y de todo el mundo.
No hay más que fijarse en las imágenes gráficas que utilizaban hace 30 años las diputaciones y los ayuntamientos de las capitales de la CAV, para darse cuenta del enorme salto que han dado desde entonces. Algunos de ellos (Bizkaia, Bilbao, Álava/Araba) han dejado el escudo institucional en un segundo plano, mientras que otros (Donostia-San Sebastián, Gipuzkoa, Vitoria-Gasteiz) lo han cambiado y simplificado.