Investigadores japoneses han encontrado uracilo, un componente esencial del ARN, en las muestras que la sonda Hayabusa2 tomó de un asteroide y trajo a la Tierra. El hallazgo sugiere que nucleobases como esta tienen un origen extraterrestre y pudieron llegar a nuestro planeta a bordo de meteoritos ricos en carbono.
Las bases nitrogenadas que conforman el ácido ribonucleico (ARN) son adenina, guanina, citosina y uracilo. Este último ha sido detectado ahora en pequeñas muestras del cercano asteroide Ryugu. Las recogió en 2019 la sonda Hayabusa2 de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) en dos puntos de aterrizaje diferentes y las trajo a la Tierra en una cápsula, que dejó caer sobre una zona desértica de Australia en diciembre de 2020.
Los investigadores japoneses que las han analizado informan este martes en la revista Nature Communications del hallazgo del uracilo y de otro importante componente del metabolismo en la vida terrestre: la vitamina B3 o niacina, así como algunas moléculas orgánicas consideradas relevantes para sintetizar otras más complejas.
Los autores señalan que estas sustancias podrían haber propiciado la aparición de la primera vida en la Tierra. El mismo equipo ya las había hallado en meteoritos caídos en nuestro planeta, pero su detección en material virgen procedente directamente de Ryugu apuntan a un origen extraterrestre, y luego pudieron llegar a través de meteoritos ricos en carbono.
“El presente estudio indican firmemente que este tipo de moléculas de interés prebiótico se formaron comúnmente en asteroides carbonáceos, incluido Ryugu, y que llegaron a la Tierra primitiva”, explican los científicos en su investigación, liderada por el profesor Yasuhiro Oba desde la Universidad de Hokkaido.
Los investigadores señalan que este tipo de compuestos se podrían haber generado por reacciones fotoquímicas en el hielo interestelar, que posteriormente se incorporarían a los asteroides a medida que se formaba el sistema solar.
Los rayos ultravioleta y la radiación cósmica podrían haberlos alterado aún más a lo largo de millones de años. La llegada de estos compuestos a la Tierra por el impacto de meteoritos podría haber desempeñado un papel importante en la aparición de las funciones genéticas de la vida primitiva, concluyen los autores.
Tras tomar las muestras en el asteroide Ryagu, la sonda Hayabusa2 las dejó caer en un cápsula en Astralia. Abajo, dos de las que se han utilizado en la detección del uracilo y otras biomoléculas. / JAXA/Yasuhiro Oba et al./Nature Communications
Referencia:
Yasuhiro Oba et al. “Uracil in the carbonaceous asteroid (162173) Ryugu”. Nature Communications, 2023.