Los seísmos de 5,2 y 4,4 grados que azotaron ayer a la localidad murciana de Lorca sorprendieron a todos. Pero aunque las fallas en España, como la de de Alhama en Murcia, se mueven “lentamente”, era probable que se produjera porque el sureste del país es una de la zonas de mayor riesgo. La cuestión reside ahora en si el derrumbe parcial o completo de los edificios de Lorca pudo haberse evitado.
Desde finales de los años ’60 y principios de los ’70, España cuenta con una normativa de construcción sismorresistente de obligado cumplimiento. En la actualidad, la última versión, que data del año 2002, está en pleno proceso de revisión. Como las demás, establece los lugares en los que hay que construir con arreglo a esta norma y las especificaciones de cómo hacerlo.
La Región de Murcia es una de las zonas vulnerables a la actividad sísmica. A la normativa de construcción española se une la europea Eurocode 8 establecida en 2010. Sin embargo, los dos terremotos de 5,2 y 4,4 grados que han sacudido fuertemente la ciudad de Lorca han generado derrumbes de algunos edificios causando la muerte a ocho personas. ¿Estaban los edificios preparados?
"La mayoría de los edificios dañados en Lorca son antiguos y fueron construidos sin seguir un código sismorresistente pero, en general, no hay un número excesivo de edificios cuya estructura se haya visto afectada", señala a SINC Jorge Gaspar, profesor del Grupo de Investigación de Ingeniería Sísmica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
"Además, gran parte de los destrozos que se ven en las imágenes ofrecidas por los medios de comunicación se debe a los escombros que proceden de elementos ornamentales o tabiquería de compartimentación dentro de las viviendas, es decir, que la mayor parte de los daños han sido no estructurales”, añade Gaspar. De hecho, casi todas las víctimas mortales han fallecido fuera de los edificios.
“Hay elementos en las fachadas que se caen, es mala suerte. No se trata del derrumbe de un edificio, sino más bien de elementos que caen a la calle y que le pueden pillar a alguien en ese momento”, afirma a SINC Luis Cabañas, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN).
El tipo de material de construcción también influye, sobre todo en las zonas más rurales, donde abunda la mampostería de piedra y de tapial (barro o adobe), las más vulnerables a derrumbes. Aunque en España también está muy presente la mampostería de ladrillo, desde los años ’60 y ’70 la introducción del hormigón y el hormigón armado, junto a las estructuras metálicas, han logrado reforzar las viviendas.
Pero la vulnerabilidad del edificio no solo depende del material de construcción sino también de la geometría de la estructura. “Cuanto más regular, menos vulnerable es”, explica Gaspar, de la UPM. La manera de construir y el diseño entran también en juego, “no solo la resistencia que tiene que soportar el edificio”, subraya Cabañas.
España se mueve
“La falla de la Alhama de Murcia no es como la de San Andrés (San Francisco, EE UU), que es muy peligrosa, pero es capaz de generar grandes terremotos”, asegura a SINC Eulàlia Massana, profesora titular de Geodinámica y Geofísica de la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona, quien recuerda que el sur de la Península Ibérica está cerca del contacto entre la placa ibérica, adosada a la placa europea, y la placa africana.
El seísmo producido ayer tarde “no es el terremoto máximo que podía generarse”, pero ha ayudado a liberar energía y a retardar el próximo terremoto. Pero en el caso de Murcia, el hipocentro estaba poco profundo, por lo que las consecuencias han sido mayores. “Si es más profundo se siente menos”, apunta Cabañas.
En el pasado, la falla sufrió movimientos sísmicos mayores de los que se están viviendo ahora. “En la falla de Alhama de Murcia entre Lorca y Totana, justo donde se ha producido este terremoto, hubo seísmos anteriores de magnitud superior, incluso de 6,5 grados", confirma Massana. Como las fallas son lentas, los terremotos se producen en periodos de tiempo muy largos. “En este caso concreto creemos que del orden de 14.000 o 15.000 años”.
Después de esta serie de terremotos y réplicas, que durarán aún algunos días, los científicos no esperan que se produzcan seísmos de magnitudes mayores. Ahora se está liberando la energía, por lo que “pasará un cierto tiempo hasta que vuelva a recargarse”, indica el sismólogo del IGN. “En realidad no es una falla muy peligrosa: puede generar grandes terremotos pero cada mucho tiempo”, concluyen.