Actividades como el piragüismo, la pesca deportiva y el excursionismo han favorecido la dispersión accidental por muchos ríos de la Península de un alga invasora, conocida popularmente como moco de roca. Solo algunos pequeños organismos de los ríos, como la hidra de agua, son capaces de adaptarse al impacto ecológico de esta agua, según alerta un estudio liderado por la Universidad de Barcelona.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han desarrollado una aplicación para el móvil que facilita la integración en las aulas de las personas con discapacidad auditiva. El prototipo es capaz de subtitular las clases y grabarlas en vídeo para su posterior revisión.
Un estudio en ratas, realizado por investigadores de las universidades de Granada y Huelva, revela que si entre la preexposición a un sabor y la asociación de ese sabor con un malestar determinado se introduce un cambio temporal –es decir, lo realizamos a una hora distinta, pasando de mañana a tarde o de tarde a mañana–, la aversión o rechazo al sabor que se aprende es mayor.
La incidencia de tuberculosis en el mundo se incrementará en las próximas décadas, según el modelo de propagación de la enfermedad desarrollado por investigadores de la Universidad de Zaragoza. Como novedad, el modelo considera los efectos del envejecimiento de la población y patrones de contacto entre distintos grupos de edad.
El Hospital del Mar de Barcelona es el primero de España que utiliza la impresión 3D para tratar con braquiterapia algunos tipos de cáncer de piel. Esta técnica permite diseñar a medida el tratamiento, ahorra molestias a los pacientes y limita los efectos secundarios. Ahora se estudia su aplicación para otros tumores.
Estos dias se ha conocido la noticia de que los datos de 50 millones de usuarios de Facebook han ido usados sin su conocimiento. Y esta vez no han sido hackers rusos sino la consultora británica Cambridge Analytica, que ha actuado con total falta de ética. En la era del big data nada está a salvo si ha aparecido en algún momento en internet.
Las técnicas de conducción eficientes reducen las emisiones de CO2 del orden de un 21% en los vehículos diésel y en un 17% en los de gasolina, aunque el tiempo de viaje aumenta alrededor de un 7,5%. Así lo refleja un estudio llevado a cabo en la ciudad de Cáceres.