En los años 70 Stephen Hawking teorizó que los agujeros negros no son completamente negros, ya que pueden emitir una radiación que hoy lleva su nombre. Ahora un físico israelí ha recreado un agujero negro sónico en el laboratorio para aportar la mejor prueba hasta la fecha de la existencia de esa radiación y del entrelazamiento cuántico que se produce entre dos partículas, una que queda dentro y otra fuera del agujero.