El cerebro de las hormigas infectadas por un tipo de hongo está tan manipulado por el parásito que estas salen de sus nidos en contra de su voluntad, trepan a un árbol y mueren tras haber mordido una planta. Hasta ahora no se entendía bien cómo este comportamiento era tan preciso, pero un nuevo estudio sugiere que las hormigas zombi, protagonistas de #Cienciaalobestia, se mueven a merced del reloj biológico del patógeno.