El consenso era probable, no imposible. Después de largas horas de negociaciones, todos los países, a excepción de Bolivia, han aprobado los Acuerdos de Cancún. No son jurídicamente vinculantes, pero quedan anclados en Naciones Unidas, que deberá velar por que se cumplan los compromisos. De camino a Durban (Sudáfrica), sede de la COP 17 donde se deberán dilucidar en 2011 muchas cuestiones pendientes sobre sostenibilidad y ecología, la ambición de no sobrepasar los 2ºC de aumento de la temperatura global entra en los anales de la historia.
A primera vista, el texto parece optimista y cumple con varias de las expectativas debatidas desde hace meses por los países. Sin embargo, no es más que un borrador. A lo largo de la noche –que se anuncia “muy larga”- sabremos si sale adelante o no. Por ahora, queda la parte más difícil: que cada país analice punto por punto las propuestas, y mueva ficha.