El mensaje ha calado. Los jóvenes tienen claro los riesgos que suponen las drogas. Su consumo se estabiliza. Lo corrobora el último informe presentado por la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez. Los bebedores no son más, pero eso sí, la mitad de los jóvenes que beben se emborrachan, la mayor cifra de la historia. El alcohol recoge el testigo del cannabis o la cocaína. Por diversión o por economía, en los fines de semana muchos lo tienen claro. Tienen claros los riesgos, pero si se le pregunta si lo van a seguir haciendo responden afirmativamente. Esta es ahora la ecuación que preocupa a las autoridades.