El mosquito Aedes aegypti es considerado una "máquina perfecta de transmitir virus" por los científicos del Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas de Argentina (Cipein), donde investigan sus gustos y fobias para combatirlo y frenar las epidemias de dengue, zika y chikunguña. Las hembras de esta especie, que ponen en promedio entre 100 y 300 huevos, pican reiteradas veces, generalmente por la mañana o la tarde, para alimentarse de sangre, y si la persona a la que pican está enferma, contagian el virus a su siguiente víctima.
Ante la ausencia de vacunas, todos los ojos están puestos en el control del vector transmisor, tarea a la que dedican sus vidas una docena de investigadores de este laboratorio, situado a las afueras de Buenos Aires, entre cajas y cajas transparentes llenas de Aedes aegypti en todos sus estadios: huevos, larvas y adultos.
"Una de las dificultades serias para el control del mosquito es que hay que controlarlo en el medio acuático, donde están las larvas y el medio aéreo, que es donde está el mosquito adulto", explica a Efe el titular del Cipein, el bioquímico Eduardo Zerba.