Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha aprovechado recientes avances en nanotecnología para sentar las bases de un nuevo sensor de ADN ultrasensible que, en un futuro, podría utilizarse en el diagnóstico precoz de enfermedades que, como el cáncer, precisan de una detección rápida para maximizar las posibilidades de éxito en el tratamiento.
El trabajo, que aparece publicado en Nature Nanotechnology, se ha servido de las fuerzas que se producen cuando las moleculas de agua se confinan a escala nanométrica, es decir, en una superficie inferior a la millonésima parte del diámetro de un pelo. Los resultados han permitido a los autores desarrollar una tecnología capaz de generar chips genéticos -instrumento clave en la investigación genómica-, con una sensibilidad al menos 100 veces superior a los dispositivos utilizados hasta el momento.