Descartemos el término ‘eutanasia’, porque mezcla ideas y valores que confunden el debate sobre cómo morir. Ésta es la propuesta del Canadian Medical Association Journal (CMAJ), que en su editorial señala que el término se ha convertido en un campo de batalla en el que cada postura trata de arrimarlo a su terreno.
Acuñada en 1646, la palabra eutanasia, de origen griego, se refería originalmente a una muerte suave y fácil. En 1742 se introdujo un matiz, en el que se hablaba de la forma de conseguir esa muerte, y en 1859, sobre la acción de inducir esa muerte. Hoy en día, sin embargo, el término implica una acción intencional y, según denuncian en CMAJ, invita a un batiburrillo de conceptos y prácticas, como los cuidados paliativos, que se vuelve aconsejable descartarlo.