Una de las razones para que Repsol se decidiera a hacer uso de herramientas de supercomputación fue que sus geólogos y geofísicos estaban buscando crudo en aguas cada vez más profundas –hasta 7.000 metros por debajo de los fondos marinos– y a menudo bajo gruesas capas de sal, por lo que los hidrocarburos resultaban insondables con los métodos existentes.