La respiración de las plantas –el proceso por el cual consumen oxígeno y expulsan dióxido de carbono– contribuye sustancialmente a los niveles atmosféricos de CO2, ya que supone una emisión seis veces mayor que la producida por la quema de combustibles fósiles como el petróleo o el carbón. Hasta ahora, los científicos creían que el aumento de las temperaturas ocasionaría que los árboles emitieran mucho más dióxido de carbono, lo que supondría una retroalimentación constante entre respiración vegetal y calentamiento global: a mayor temperatura, más CO2 en la atmósfera, y a mayor CO2, más temperatura.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Nature demuestra que los árboles son capaces de adaptar su respiración a los aumentos de temperatura. Esto implicaría que desempeñan un papel menos importante de lo sugerido anteriormente en la aceleración del cambio climático.
El equipo internacional de investigadores examinó diez especies de árboles de América del Norte en condiciones forestales durante un período de entre tres y cinco años en el que se produjo un calentamiento de 3,4 ºC. Los árboles se adaptaron a este cambio y su respiración solo aumentó un 5%, en comparación con el 23% que los científicos esperaban en el caso de que no se produjera una aclimatación.