Estas son la mano y la muñeca de homínido temprano mejor conservada hasta la fecha. Únicamente le faltan unos pocos huesos. Pertenecen a MH-2, una hembra juvenil (tenía entre 10 y 13 años cuando murió, hace 1,9 millones de años), cuyos restos “parecen representar un intermediario evolutivo entre Australopithecus y los seres humanos” explica Darryl de Ruiter, antropólogo de la Universidad A&M de Texas y miembro del equipo que ha analizado los restos.
MH-2 fue descubierta, junto con otros restos pertenecientes a lo que se presupone era su familia, cerca de los yacimientos sudafricanos ya conocidos de Sterkfontein, Swartkrans y Kromdraai. Ahora, Science publica nueva información sobre ella, obtenida por un equipo de investigación internacional encabezado por Lee Berger, del Instituto para la Evolución Humana de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, Sudáfrica.
"Los cráneos encontrados son pequeños, que es lo que se podría esperar, pero su morfología muestra un cerebro de forma muy similar al de un humano", señala Ruiter. Esto reabre la hipótesis de que la reorganización neuronal en la región orbitofrontal permitió al cerebro del Au. sediba evolucionar hacia una forma más parecida a la del género Homo, el nuestro. "La pelvis y los pies son también similares en ese sentido. El pie, por ejemplo, muestra un tobillo parecido al humano pero con el talón como el de un mono”, añade Ruiter.