Durante una misión aerotransportada que estudió los efectos sobre la calidad del aire del vertido de petróleo de BP en junio de 2010, investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) descubrieron un nuevo mecanismo a través del que se forman las partículas contaminantes del aire. Este mecanismo de contaminación podría cambiar el modo en el que se predice la calidad del aire urbano.