Un equipo internacional de investigadores, liderados por el Instituto Max Planck de Postdam, ha averiguado por qué los músculos del mejillón son tan fuertes. Los responsables son los hilos biso (conocidos comúnmente como ‘barbas’) con los que se adhieren a las rocas, ya que contienen una capa exterior de proteína impregnada con iones metálicos que les proporciona gran dureza y extensibilidad. Los hilos tienen en sus cutículas exteriores un aminoácido, llamado dopa, que actúa como un fuerte adhesivo.
Estos hallazgos se pueden aplicar en campos como el diseño de materiales industriales. Sus resultados se publican en Science.