Los residuos plásticos están impidiendo a esta tortuga marina poner sus huevos en la playa, además de convertirse en una trampa mortal para las crías que logran eclosionar. La presencia de estos deshechos puede alterar la temperatura y cambiar la permeabilidad de los sedimentos de la arena donde anidan, pero no son las únicas consecuencias de esta contaminación.
Un equipo de científicos, liderado por la Universidad de Exeter (Reino Unido), ha analizado las amenazas que generan los plásticos en las tortugas marinas. Los resultados, publicados en ICES Journal of Marine Science, demuestran que suponen un grave peligro para la supervivencia de estos reptiles. Al ingerir estos deshechos, quedan enredados, sufren laceraciones o son arrastrados al nadar, lo que aumenta la probabilidad de ahogarse o de morir por inanición.
“Cuando las tortugas ingieren el plástico, pueden sufrir una obstrucción intestinal que deriva en malnutrición, empeora su estado de salud, reduce las tasas de crecimiento y reproducción, e incluso les provoca la muerte”, dice Brendan Godley, uno de los autores del trabajo, quien declara que se necesitan medidas de acción urgentes.
La producción anual global de plásticos ha pasado de 1,5 a 299 millones de toneladas en los últimos 65 años. Como consecuencia, la presencia de estos residuos no deja de aumentar, tanto en el mar como en la tierra.