Si el año pasado recibimos la buena nueva de que el agujero de ozono se había recuperado levemente, en 2008 vuelven las malas noticias: su extensión ha vuelto a crecer. De los 25 millones de kilómetros cuadrados de 2007 ha pasado a 27. Eso sí, no tanto como en 2006, cuando alcanzó su record histórico: 29 millones de kilómetros cuadrados, una extensión equivalente a toda América del Norte.
La Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) recuerda que la pérdida de esta capa, causada por la presencia de gases contaminantes en la atmósfera, incrementa el riesgo de cáncer de piel y de cataratas en la vista, además de perjudicar a la vida marina.