Científicos franceses y estadounidenses han descubierto un cerebro de 300 millones de años en el cráneo fosilizado de un pez, pariente lejano de tiburones y rayas. Se trata de la primera vez que se encuentran tejidos blandos de un cerebro fosilizado.
Como sucede con muchos descubrimientos científicos, todo ocurrió por casualidad. El equipo, formado por investigadores del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) de París, el ESFR (European Synchrotron Radiation Facility) y el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, estaba usando el sincrotrón del ESRF para estudiar uno de los pocos cráneos de un pez iniopterigio que se han conservado en tres dimensiones. Gracias a la técnica de microtomografía de rayos X, descubrieron que el cráneo albergaba un cerebro con la mayoría de sus partes. Según el autor principal del estudio, Alan Pradel, del MNHN, la mineralización del cerebro (necesaria para su fosilización) fue posible gracias a la presencia de bacterias, que lo cubrieron antes de su desintegración. Como señalan los investigadores en PNAS, este hallazgo proporciona una información muy valiosa para entender la evolución del cerebro.