En las noches de invierno marciano, bajo el frío y seco terreno que recorre el vehículo Curiosity, se puede estar formando agua líquida muy salobre por el efecto de los percloratos, una sales que disminuyen su punto de congelación e impiden que se congele. Así se desprende de los datos tomados por el instrumento español REMS, ya que el rover no tiene otros dispositivos que puedan detectar esa salmuera líquida directamente.