Caroline Mikkelsen (1906-1998) llegó a la Antártida el 20 febrero de 1935, convirtiéndose así en la primera mujer en llegar el continente helado. Pero durante toda su vida existió la duda de si lo que pisó fue tierra firme o una isla cercana.
En el invierno de 1934, la exploradora con doble nacionalidad (danesa y noruega) y su marido, el capitán noruego Klarius Mikkelsen, se embarcaron en el buque M/S Thorshavn e iniciaron la expedición. Financiada por Lars Christensen, magnate de la pesca y de la caza de ballenas con gran interés en la exploración de este territorio, su objetivo era encontrar tierras antárticas que pudieran anexionarse a Noruega.
El 20 de febrero de 1935, la expedición desembarcó en algún lugar de la Antártida. Mikkelsen izó la bandera noruega y colaboró en la elaboración de un pequeño monumento de piedra conmemorativo.
Sin embargo, tras su muerte en 1998, investigadores australianos publicaron en la revista Polar Record varios artículos históricos que concluían que la expedición en la que participó Mikkelsen desembarcó en las islas Tryne, a unos 5 km del continente, donde todavía puede verse el memorial construido por la exploradora.
Por esta razón, desde entonces se considera a Mikkelsen la primera mujer en pisar la Antártida y a Ingrid Christensen, que ya había navegado junto a su marido Lars Christensen durante meses por aguas antárticas antes de la expedición de Mikkelsen, la primera mujer en llegar al continente antártico.
Actualmente, 80 científicas de varias nacionalidades se encuentran en una expedición al continente helado con el objetivo de luchar contra el cambio climático y contra la brecha de género en ciencia, gracias a la segunda edición del proyecto Homeward Bound.