Un grupo de científicos australianos y neozelandeses está desarrollando una hierba "anti-eructos" para reducir las emisiones de gas metano producidas por el ganado vacuno, lo que podría ayudar a controlar el calentamiento global, según publican en el último número de la revista Chemistry & Industry de la Society of Chemical Industry (SCI).
Desde el departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, un nuevo estudio que se desarrollará hasta 2009 aportará información valiosa para evaluar los efectos del cambio climático en la comunidad autónoma de Aragón, como ya lo han hecho Andalucía, Cantabria y Comunidad Valenciana. La investigación pretende revelar cómo podría evolucionar el clima durante este siglo planteando diferentes escenarios.
La presencia de grandes cantidades de algas marinas en las áreas costeras puede influir en el clima, según investigadores de la Universidad de Manchester. El estudio recoge que las grandes algas marinas marrones, cuando están sometidas a estrés, liberan grandes cantidades de yodo inorgánico a la atmósfera costera, donde pueden contribuir a la formación de nubes.
Los científicos estudian con cada vez más evidencias los efectos que conllevará el cambio global en diversas especies, entre ellas el ser humano. Aunque todavía muchos de ellos elaboran previsiones, algunas investigaciones permiten identificar las especies que antes de finales de siglo tendrán mayores problemas para sobrevivir. Desde el Laboratorio de Cambio Global, ubicado en el Museo de Ciencias Naturales (CSIC) de Madrid, el biólogo Miguel B. Araújo, que acaba entregar a la literatura científica un paquete de artículos científicos desde una perspectiva biogreográfica, lo tiene claro: la persistencia de ciertos animales en todo el globo dependerá de los métodos de conservación que se empleen.
La intensa transformación que han sufrido los hábitats de montaña debido a la acción humana ha reducido de forma muy significativa el papel que han jugado las montañas como laboratorios naturales para conocer las causas biológicas de la distribución de la diversidad de las especies. Éstas son las conclusiones a las que ha llegado un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con biólogos de la Universidad de Copenhague, tras estudiar trece sistemas montañosos de todo el mundo, desde los Himalayas a las Rocosas, y 460 artículos sobre biodiversidad en las montañas. El artículo se publica en el último número de la revista Nature.
Investigadores del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo y del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA) han contribuido a descifrar el genoma del ornitorrinco, un animal que se separó hace 166 millones de años del tronco evolutivo que daría lugar al ser humano. Carlos López-Otín, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo y miembro de la Real Academia de Ciencias, ha coordinado la contribución española a esta investigación, que hoy es portada de la revista Nature. El estudio aporta nuevas claves sobre la evolución de los mamíferos
Los científicos pensaban que los animales hermafroditas, por estar situados en posiciones bajas en la escala evolutiva, no poseían sistemas sensoriales suficientemente desarrollados como para evaluar la “calidad” de sus congéneres. Investigadores de la Universidad de Vigo han demostrado, sin embargo, que las lombrices de tierra son capaces de detectar la competencia por fertilizar los huevos que va a encontrar su esperma, y triplicar su volumen cuando hay rivalidad. Esta capacidad es todavía más refinada ya que son capaces de transferir más esperma a aquellas parejas más fecundas.
Un estudio, coordinado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descubierto una nueva proteína del esqueleto de la célula. El hallazgo, que aparece publicado en la revista Endocrinology, se produjo por sorpresa, mientras el equipo estudiaba nuevas dianas terapéuticas contra el cáncer a través del bloqueo del gen de la adrenomedulina, de naturaleza hormonal y, por tanto, relacionado hasta el momento únicamente con acciones extracelulares. La nueva proteína, según sus autores, podría servir para entender mejor los procesos que rodean al cáncer.
Un estudio realizado en la mosca de la fruta revela cómo se integran las señales de comunicación entre células para que se active la maquinaria de proliferación celular que dará lugar al crecimiento organizado del ala de la mosca. Las vías de señalización que intervienen en este proceso se conservan también en humanos y cuando están alteradas dan lugar a la aparición de cáncer de colon, de piel y leucemia.