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Nuevas y esperanzadoras pruebas sugieren que la mayor parte de las pesquerías del mundo se pueden mantener mediante la cogestión basada en las comunidades.
Ejemplar de la especie de mariposa Bicyclus anynana.
Los hombres que olieron las lágrimas fueron más proclives a considerar a mujeres en fotografías menos atractivas sexualmente que aquellos que olieron una solución salina.
Hasta ahora se pensaba que la nebulosa del Cangrejo, uno de los objetos astronómicos más estudiados del cielo, era muy estable, con emisiones constantes de radiación. Pero esta semana dos grupos independientes de investigadores informan en Science que esta nebulosa también emite chorros de rayos gamma únicos e inesperados, lo que desafía las teorías actuales de aceleración de partículas.
Las lágrimas que derraman las mujeres cuando estan tristes podrían transmitir una señal química que reduce los niveles de testosterona y excitación sexual en los hombres, según un nuevo estudio del Instituto Weizmann de Ciencias (Israel).
Un estudio de la Universidad de Yale (EEUU) ha demostrado que las mariposas hembra invierten los roles de género con temperaturas más frías y secas. En concreto, la especie Bicyclus anynana desempeña el papel de ‘pretendiente’ con el frío y muestra sus manchas en forma de ojos a los machos para aparearse.
Un equipo de investigadores liderado por el uruguayo Nicolás Gutiérrez, de la Universidad de Washington (EE UU), ha comprobado que la industria pesquera puede ser más exitosa y sostenible si es cogestionada por comunidades en las que haya líderes claros y un capital social fuerte. Para realizar el estudio, que esta semana publica la revista Nature, se han analizado 130 pesquerías en 44 países.
“No había dudas sobre la existencia del efecto anomérico, pero nunca se había podido caracterizar”, explica Emilio J. Cocinero, investigador de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) . Este profesor del Departamento de Química Física, en colaboración con la Universidad de Oxford, ha conseguido, por primera vez aislarlo y medirlo. El resultado de la investigación se publica en la revista Nature, en el artículo titulado ‘Sensing the anomeric effect in a solvent-free environment’.
Las obras de protección con las que cuentan muchas costas, como los diques de escollera, protegen la tierra firme de un elemento difícil de medir: el oleaje que, por naturaleza, es irregular y varía según la época del año y las condiciones meteorológicas. Un proyecto de investigación de la Fundación Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria pretende establecer modelos más exigentes, de carácter tridimensional, de la acción de las olas sobre estos elementos protectores.