La campaña de vacunación antigripal en España y en casi todos los países del mundo sigue las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para proteger a la población de riesgo. Un trabajo publicado en PLoS Medicine sugiere que ampliar la vacunación a los niños de entre 5 y 16 años sería mucho más eficiente. Inglaterra llevará a cabo este año un estudio piloto para comprobarlo.
A día de hoy la mejor manera de prevenir la gripe es la vacunación y la mayoría de países, España entre ellos, siguen las recomendaciones de la OMS y vacunan a grupos de riesgo como embarazadas, personas con problemas de salud, mayores de 65 años y trabajadores sanitarios.
“Muchos expertos consideran que esta no es la mejor estrategia a seguir –explica a SINC Marc Baguelin, primer autor de un estudio publicado hoy en la revista PLoS Medicine–. La idea de modificarla e incluir a los niños hace tiempo que está en el aire, pero hasta ahora no había suficiente evidencia científica para proponerlo”.
Baguelin, matemático de la agencia ejecutiva del Departamento de Salud Inglés, Public Health England, y la Escuela de higiene y medicina tropical de Londres, ha liderado una investigación en la que se han analizado estadísticamente todas las variables (sociales, inmunológicas, clínicas, etc.) que influyen en la transmisión del virus de la gripe entre personas. Los resultados sugieren que una estrategia mejor que la actual sería extender la vacunación a los niños de entre 5 y 16 años.
“Asumiendo una cobertura de la vacuna de un 50%, el modelo predice que reduciríamos la mortalidad asociada a este virus en un 47% y la incidencia de infección en un 46%”, explicaba a SINC el investigador en el descanso de un congreso en Barcelona.
Estas cifras se traducirían en miles de infecciones y hospitalizaciones menos, por lo que “los expertos independientes que asesoran al gobierno inglés sobre inmunización [del Joint Committee on Vaccination and Immunisation], recomiendan que el programa anual de vacunación antigripal se extienda a todos los menores de 17 años”, explica John Ratchford, jefe de prensa de Public Health England. Y así lo ha acatado el Departamento de Salud de Inglaterra, que ya el año pasado anunció que en la temporada 2013-14 llevaría a cabo un estudio piloto.
Baguelin es optimista y cree que esta nueva estrategia se podría extender a otros países con una epidemiología parecida a la inglesa, como por ejemplo, España, pero de momento la OMS no va a incluir esta ampliación en sus guías generales.
“Nuestra última recomendación data de noviembre de 2012 –explica por teléfono Philippe Duclos, asesor de salud del Departamento de Inmunización, Vacunas y Productos Biológicos de la OMS–. Monitorizamos cualquier evidencia que justifique la necesidad de un cambio de estrategia, pero de momento no existe, así que no tenemos intención de revisar nuestra posición en un futuro próximo”.
La gripe traducida al lenguaje matemático
En este estudio los investigadores han utilizado la estadística bayesiana, una herramienta que permite modificar un conocimiento previo a la luz de nuevos datos y que, según explica a SINC David Rosell, jefe de la Plataforma de Bioestadística y Bioinformática en el Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona, “replica de manera matemática cómo razona el ser humano”.
Baguelin y su equipo han recogido los datos epidemiológicos, clínicos y de interacción social de la población de Inglaterra y Gales de los últimos 14 años y han generado un modelo matemático de transmisión del virus. Sus resultados apuntan a que los niños son los grandes transmisores de esta infección.
“Los chavales tienen contacto con muchas más personas que la gente mayor, van al colegio, juegan, se pelean… La transmisión a través de ellos es exponencial y a esto le hemos de sumar que la eficiencia de la vacuna es más alta en la gente joven que en la mayor”, especificaba Baguelin a SINC hace un año.
Antoni Trilla, epidemiólogo del Hospital Clínic y profesor de la Universidad de Barcelona, es cauto ante esta investigación. “Los modelos matemáticos son la manera más habitual de estudiar enfermedades infecciosas y vacunas, pero no olvidemos que todavía es una aproximación y aún no determina la utilidad real de esta nueva estrategia”, comenta por teléfono.
De las matemáticas al mundo real
Ratchford, de Public Health England, admite que el objetivo de vacunar anualmente a alrededor de nueve millones de niños entre los meses de octubre y noviembre no va a ser tarea fácil, por lo que un primer programa piloto con una implementación parcial permitirá valorar cómo aplicar esta estrategia a gran escala. “A partir de septiembre de este año la vacuna se ofrece a los niños de dos y tres años, y en algunas áreas concretas también a los de entre cuatro y diez”, explica.
Según Trilla, desde un punto de vista epidemiológico será muy interesante hacer un seguimiento de esta experiencia, pues en la práctica existen limitaciones. “La logística y el gasto que exige una vacunación anual de este calibre es enorme, pero además esta estrategia implica un cambio de mentalidad ya que el niño sano se vacuna sobre todo por el bien de la población más que por el suyo propio –puntualiza el experto–. Ya veremos cómo lo acepta la población, pues Reino Unido tiene un movimiento antivacunas muy importante”.
Un cambio de estrategia en España y en la OMS
A diferencia de la vacuna clásica, la ofrecida a los niños de Reino Unido no requiere un pinchazo, sino que es un spray intranasal. “En España esta vacuna se puede pedir en condiciones especiales, pero de momento no la tenemos y este sería un primer paso para poder considerar el aplicar este cambio de estrategia”, explica Trilla. Aunque el científico insta a seguir de cerca la experiencia inglesa, se muestra pesimista ante la posibilidad de que España pueda adoptar la misma medida: “Ni está ni se la espera”, admite.
Aunque para la OMS es muy posible que Reino Unido obtenga excelentes resultados, ello no conlleva que modifique su posición oficial. “Lo que un país haga en el contexto de su situación es su propia decisión, pero nuestras recomendaciones son globales –afirma Duclos desde su despacho en Ginebra–. Desafortunadamente los presupuestos de salud no son ilimitados y si un país invierte mucho en gripe quizás no podrá hacerlo en otra vacuna o en la intervención de otra enfermedad”.
Cada año es la OMS quien determina la composición de las vacunas antigripales con el objetivo de cubrir las tres cepas de virus que se espera que sean más abundantes en cada periodo. Esta información para la temporada (2013-14) del hemisferio norte se puso a disposición de todos los Gobiernos el pasado mes de febrero y el Gobierno español formalizó el acuerdo con cinco laboratorios para adquirir las dosis necesarias para la campaña de otoño el 3 de setiembre.
La campaña de vacunación en España empezará este mismo mes de octubre y de momento se atiene a la línea estratégica de la OMS que, como admite el mismo Duclos, “tiene como objetivo principal evitar complicaciones de la gripe, no su transmisión”.
Existen dos grandes modelos respecto a la vacunación de la gripe, el americano y el europeo. En el primero se recomienda vacunarse a todo aquel ciudadano que se lo pueda pagar, independientemente de la edad y el estado de salud. “La gran diferencia es que en Europa el gasto de las vacunas va a cargo del sistema sanitario público, con más o menos copago, por lo que es necesario priorizar a la población que tiene más riesgo de sufrir complicaciones”, explica Trilla.
A la hora de calcular la relación coste-beneficio que una nueva estrategia de vacunación tiene para el sistema sanitario público, no solo es importante la carga económica y logística, sino también la eficiencia de la vacuna, que cada año depende de lo concordante que sea con el virus de la temporada y la adherencia que tenga en la población; es decir, el porcentaje de población que se vacuna.
En España la adherencia a la vacuna de la gripe ha ido menguando con los años. Según los datos que recoge el Ministerio en su Informe Anual de Salud, “la cobertura de vacunación de la gripe estacional en personas de 65 o más años en los últimos años está disminuyendo, aunque se mantiene un porcentaje cercano al 60%”. Se han vacunado en la temporada 2012-13 más de 5 millones de personas mayores.
Baguelin y su equipo defienden que cuando alguien se vacuna no solo se protege al individuo sino a todos sus contactos, por lo que no hace falta vacunar al 100% de la población para que la estrategia sea efectiva, “con un 15% ya obtendríamos beneficio”, explica el matemático. Trilla considera este porcentaje muy bajo, pero da la bienvenida a la estrategia inglesa. “Es una posición correcta y prudente, y tendremos que ver de aquí a dos o tres años cómo están las tasas de gripe en Reino Unido”, concluye.