Entre 130.000 y 150.000 españoles son portadores del VIH y un tercio de ellos no lo sabe. Aunque no necesariamente se desarrolla el sida por tener el virus, este puede transmitirse con prácticas de riesgo. De ahí la importancia de las pruebas diagnósticas que indican, incluso en pocos minutos, si este está presente en el organismo. Saber si se tiene VIH permite recibir el tratamiento antirretroviral a tiempo y evitar el desarrollo de la enfermedad.
Como casi todos los días, la plaza madrileña de Callao está salpicada de corrillos, actos de marcas comerciales, grupos reivindicativos y pequeños puestos de alguna ONG. Un joven se acerca a uno de ellos atraído por el revuelo formado a su alrededor. Una voluntaria le explica que su asociación ofrece información sobre cómo y dónde se puede hacer el test rápido de detección del VIH.
Pese a que la prueba es gratuita y apenas se tardan unos minutos en obtener el resultado, el chico rechaza la oferta con cierta timidez. Según un estudio de 2008 de la Universidad de Gante (Bélgica), algunas de las razones más frecuentes para no hacerse la prueba son el miedo a la falta de confidencialidad, la posibilidad de encontrarse a algún conocido en el lugar de la prueba y el temor ante la posible discriminación.
Los expertos recomiendan que la prueba del VIH sea algo rutinario en las personas que tienen una vida sexual activa, al menos una vez al año.
“Sería bueno que toda la población adulta se hiciera la prueba, para detectar a las personas infectadas que no lo saben, pero desde luego se deberían hacer la prueba todas las personas conscientes de haber tenido una práctica de riesgo en los últimos 25 años”, recomienda Santiago Moreno, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal.
En el marco del Día Nacional de la prueba del VIH, varios expertos presentaron esta semana en Madrid una nueva campaña impulsada por la Coordinadora Estatal del VIH-sida (CESIDA) que pretende animar, especialmente a los jóvenes, a hacerse la prueba.
“Se trata de un acto de responsabilidad con uno mismo y con los demás”, afirma Jorge del Romero, médico y director del Centro Sandoval de Madrid, que atiende casos de enfermedades de transmisión sexual de forma anónima y gratuita.
Uno de cada tres portadores no lo sabe
Los especialistas están apoyando el uso de la prueba rápida, en la que se centra este año la campaña. En unos minutos, y con solo pasar una pequeña paleta por el interior de la boca, este test detecta el estado serológico y ofrece un resultado tan fiable como el de una prueba tradicional.
Y es que de los casi 150.000 portadores del VIH que hay en España, unos 40.000 desconocen que lo son. Precisamente estas personas sin diagnosticar son las causantes de la mitad de las nuevas infecciones, en parte porque “las personas que sí están diagnosticadas evitan las prácticas de riesgo y además suelen recibir tratamiento antirretroviral, que reduce drásticamente la capacidad de contagio”, aclara Del Romero.
En esta línea, Rafael Delgado, responsable del laboratorio de Microbiología Molecular del Hospital 12 de Octubre, explica a SINC que en pacientes en tratamiento “los niveles de virus disminuyen hasta prácticamente desaparecer en sangre, semen y fluidos genitales, lo que hace que las posibilidades de transmisión se reduzcan significativamente”, y añade que el tratamiento “se ha revelado como una de las mejores estrategias de prevención, por lo que existe cada vez más apoyo a la iniciativa test and treat, diagnosticar y tratar cuanto antes”.
La prueba ‘localiza’ los anticuerpos
Desde el punto de vista científico, la prueba para detectar el virus actúa de forma indirecta, midiendo los anticuerpos formados por el organismo contra el VIH. “Se utiliza una prueba de inmunoensayo que, en caso de ser positiva, se debe confirmar con otra de mayor especificidad”, subraya a SINC Santiago Moreno.
El especialista del Hospital Ramón y Cajal añade que tanto la prueba rápida como la tradicional, que se basan en el mismo fundamento, "precisan una confirmación posterior”, y que las diferencias entre ambas son “el distinto tiempo de ejecución y el hecho de que la rápida puede hacerse en sangre y en otros fluidos como la saliva, mientras que la tradicional se realiza solo en sangre”.
Moreno aclara que los anticuerpos necesitan “un mínimo de diez días para formarse, y por lo tanto antes de este período las pruebas serán siempre negativas, aunque la persona se haya infectado tras una práctica de riesgo. Los anticuerpos pueden tardar hasta seis meses en hacerse positivos, por lo que no puede descartarse la infección hasta ese momento si solo se miden anticuerpos. Es lo que se conoce como ‘período ventana’ de la infección”.
La importancia de las ONG y asociaciones
La prueba rápida ofrece una gran oportunidad para facilitar que cualquier persona pueda conocer su estado de salud de una manera muy sencilla, y en ese sentido las ONG y diferentes asociaciones desempeñan un papel crucial.
Jorge Garrido, secretario de CESIDA y director de la asociación Apoyo Positivo, declara a SINC que esta prueba “se implantó en la mayoría de ONG hacia 2006, aunque suponemos que ya se empezaría a realizar en diferentes entornos clínicos antes que en las entidades sociales, donde se generalizó alrededor de 2008”.
Garrido apunta además que a veces “los profesionales sanitarios de atención primaria no ven los marcadores por los que a una persona se le debe recomendar una prueba del VIH y en muchas ocasiones ni se la prescriben aún con la petición de la propia persona”.
Para el doctor Del Romero, en caso de dar negativo “las pruebas refuerzan el mensaje de prevención” y, si son positivas, el paciente deberá comenzar una terapia con antirretrovirales que, actualmente, permite que muchos infectados con el VIH nunca lleguen a desarrollar la enfermedad del sida. Además no debe olvidarse la atención psicosocial, que se encarga de acompañar a la persona afectada desde el momento en el que se conoce su estado.
Si el chico que paseaba por Callao se hubiera hecho el examen, le podría haber dado un resultado negativo –para su tranquilidad– o positivo, lo que le habría valido para ponerse en tratamiento con vistas a no desarrollar el sida y mantener una buena calidad de vida. En cualquiera de los dos casos, superar el temor a la prueba es una decisión ganadora.
Las pruebas del VIH se hacen gratuitamente en centros asistenciales del sistema sanitario público (médicos de atención primaria o especializada), clínicas de ITS, prisiones y centros de atención a drogodependientes. Algunas ONG también disponen del servicio de realización de la prueba rápida del VIH.
Para obtener más información, se puede llamar de forma gratuita a los teléfonos de Cruz Roja: 900 111 000; 900 Rosa: 900 601 601, y consultar la web de CESIDA.
Desde la página web del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, se recomienda hacerse la prueba en los siguientes casos:
- Si está embarazada o piensa tener un/a hijo/a.
- Si ha tenido relaciones sexuales con penetración sin preservativo con una mujer o un hombre con VIH.
- Si ha practicado penetración sin preservativo con parejas de las que desconocía si estaban infectadas.
- Si presenta signos o síntomas indicativos de infección por VIH o enfermedad característica de sida.
- Si ha compartido el material para inyectarse drogas (jeringuillas, agujas, cucharas, filtros…)
- Si ha padecido alguna infección de transmisión sexual.
- Si tiene una pareja estable y quiere dejar de usar el preservativo en sus relaciones sexuales.
- Si ha tenido relaciones sexuales sin protección en países de alta prevalencia de infección por VIH.