A pesar de estar de moda como bien de consumo, sobre todo en otoño, algunas especies de hongos son vulnerables y están amenazados. Siguiendo las líneas europeas, un grupo de investigadores españoles presentó en 2007, de forma voluntaria, una Lista Roja preliminar Hispano-Lusa de hongos. Desde entonces la lista ha quedado en el olvido junto a los hongos, que siguen sin protección oficial para su conservación.
Ricos, sabrosos, de consistencia frágil, algunas veces picantes y otras, prohibidos, los hongos se han convertido en un alimento ‘gourmet’ de las cocinas españolas. Lejos de ser conscientes de la crítica situación de algunos de ellos, los amantes de los hongos los recolectan y los consumen, y pocos de ellos están sensibilizados y predispuestos a protegerlos. Pero la presión por el consumo es la menor de sus amenazas.
Los cambios y la destrucción de sus hábitats (provocados por la transformación del monte en tierras de cultivo y pastoreo, el urbanismo o las infraestructuras turísticas), la contaminación ambiental, la inadecuada política forestal, la recolección de cuerpos fructíferos y la fragmentación de los ecosistemas son las ‘pesadillas’ de los hongos.
En las últimas décadas, los hongos han sufrido un descenso “cualitativo y cuantitativo”. Por su “papel crucial en el funcionamiento de los ecosistemas” y consciente de que las setas se han omitido en los programas de conservación, un grupo de micólogos decidió realizar en 2003 la primera Lista Roja preliminar de hongos en la Península Ibérica.
“La necesidad surgió siguiendo los patrones europeos –en 1985 se creó el ahora llamado Consejo Europeo para la Conservación del Hongo– y porque vimos que nos estábamos quedando descolgados en este tema en Europa”, señala a SINC Isabel Salcedo, micóloga en el departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y coordinadora de la Lista Roja en el área del País Vasco y Cantabria.
Después de más de tres años de trabajo, en 2007 la lista, sin valor legal todavía, fue presentada en el Simposio de Botánica Criptogámica de León. Sin embargo en la actualidad el proyecto está "estancado".
A pesar de los esfuerzos de este comité de científicos, que ha trabajado de forma voluntaria, según Salcedo, “no hay apoyo de una entidad oficial y desde su presentación tampoco ha habido contactos”. El principal problema es que “no hay un motor”.
Hongos segundones en peligro
La creación de la lista preliminar tuvo como objetivo elevar “una llamada de atención para activar y motivar a la comunidad científica, y más aún, a la administración, de la necesidad de hacer algo también con los hongos en el tema de la conservación”, explica la investigadora. Pero la Lista Roja no termina de cuajar.
De los 67 taxones seleccionados como ‘amenazados’ en esta lista, a partir de los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) se debería cuantificar y hacer un estudio de su situación real con más datos y ver qué categoría de amenaza se las podría adjudicar.
Pero la falta de tiempo y escaso número de investigadores, el poco interés de las administraciones, y la dificultad de evaluar los datos dificultan su aprobación. Para Salcedo, uno de los grandes problemas es que estas especies "no son tan emblemáticas ni tan visibles como otras especies, y siempre han pasado en un segundo plano en casi todos los aspectos”. En este caso, “el tamaño sí tiene importancia”, recalca la micóloga.
A esto se añade el que los científicos involucrados están “desencantados” por la poca valoración de su trabajo. “La culpa no es sólo de ‘arriba’: por ‘abajo’ no se ha movido en exceso hasta el punto de dejarse la vida”, manifiesta la investigadora.
También influye “la falta de cultura popular de la gente que va al campo a recoger las setas que conocen para comerlas”, afirma a SINC Francisco de Diego Calonge, micólogo jubilado que también participó en la elaboración de la Lista Roja. Sin embargo, para el científico la masificación de la micología hace que la gente empiece a preocuparse y a preguntarse: “¿Qué pasa con los hongos?”.
¿Una moda pasajera?
En el Año Internacional de la Biodiversidad, los hongos deberían tener su lugar. En parte lo tienen cada otoño cuando miles de personas se lanzan a los montes en busca de deliciosas recompensas.
“Los hongos se han convertido en una moda pero con un aspecto bastante negativo. Aunque siempre ha habido tradición en algunas regiones, ahora hay una tendencia que es una locura. Hasta los meteorólogos dicen que hace bueno para ir a recoger setas”, lamenta Salcedo.
Según Calonge, “hay hongos que están en decadencia porque se recolectan de una forma abusiva sobre todo los que se comercializan”. El micólogo propone leyes que dependan de cada comunidad autónoma y establezcan las condiciones para recoger hongos con vistas al comercio pero “sin que perjudique a la supervivencia del hongo”.
Estas leyes ya se están intentando aplicar en varias regiones como Cataluña, Aragón y Castilla y León, entre otras. “En Madrid todavía no tenemos esa ley”, declara el científico. No obstante, surge la polémica porque las personas “no quieren que se le ponga puertas al monte y, sobre todo, pagar por recolectar unos hongos que antes cogían gratis”, apunta Calonge.
“Es necesario hacer una ley que tenga en cuenta los intereses de todos. De los recolectores acostumbrados a tomar sus setas, y de la administración y comunidades autónomas que deben velar por la conservación de su patrimonio natural”, asevera el investigador.
De no ser así, los excesos acabarán con especies que hasta ahora eran relativamente abundantes en la Península Ibérica. “Los recolectores maleducados son la amenaza de los hongos, pero con una pauta de comportamiento en el campo podrían coger los hongos que necesitan para comer y dejar el resto en la naturaleza para que la especie no se extinga”, certifica Calonge.
En cualquier caso, todavía hay solución. Sólo se requieren el tiempo y la voluntad suficientes para proteger a estos seres vivos, que quizá no sean tan emblemáticos ni conocidos como otros, pero sí igual de importantes.
PERFIL DE LOS HONGOS AMENAZADOS
- Inicio de conservación de los hongos:
En 1985 nace en Oslo (Noruega), durante el IX Congreso Micológico Europeo, el Consejo Europeo para la Conservación de los Hongos (ECCF, en sus siglas en inglés).
En 1992 se publica la primera Lista Roja provisional de hongos amenazados de Europa en el XI Congreso de Kew (Reino Unido).
En 1993 se presenta una lista preliminar de 23 macromicetos considerados amenazados en Italia.
En 1997, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) publica la Lista Roja de plantas que no incluye a los hongos pero sí a muchos de los ecosistemas en los que habitan.
En 2001 se presenta el documento con la propuesta de 33 especies fúngicas para incluir en la Convención de Berna (Suiza) y se presenta al Consejo de Europa.
En España los micólogos se reúnen en 2003 en el XIV Simposio de Botánica Criptogámica en Murcia y deciden trabajar en el tema, colaborar con el ECCF y elaborar la primera Lista Roja preliminar de hongos a nivel peninsular.
En 2005 tiene lugar la primera reunión del grupo Hispano-Luso para la conservación de hongos amenazados.
En 2007 el comité de expertos presenta la Lista Roja preliminar de hongos en la Península Ibérica.
- Lista Roja preliminar: La Lista Roja Hispano-Lusa presentada en 2007, sin valor legal y aún sin aprobación, comprende 67 tazones de hongos amenazados.
- Importancia de los hongos: Juegan un papel crucial en el funcionamiento de los ecosistemas naturales, y merecen atención especial en el proceso de conservación porque muchas especies son muy raras.
- Amenazas: Cambios y destrucción del hábitat (transformación de monte en tierras de cultivo, pastoreo, explotaciones forestales, introducción de plantas exóticas), contaminación ambiental (industria, minería, uso de plaguicidas, herbicidas, vertidos contaminantes), inadecuada política forestal (explotaciones forestales, incendios), recolección y fragmentación de los ecosistemas.
- Especies amenazadas: Según los micólogos españoles, entre las especies amenazadas destacan, entre otras, Albatrellus pescaprae (comestible, con un sombrero de seis a doce centímetros y sabor a avellana) Aureoboletus gentiles (con sombrero de dos a seis centímetros, poros amarillo oro y olor afrutado, no comestible), y Cantharellus friesii (de pequeño tamaño, que se encuentra en la zona septentrional de la Península Ibérica y con poblaciones pequeñas).
- Hongos ya desaparecidos: Laricifomes officinalis podría ser una especie que haya desaparecido, pero existen muchas dudas de las primeras citas. Los investigadores la han incluido en la lista pero necesitan más información. Fomes officinalis es otro hongo que no aparece en la Península Ibérica desde 1917. Se vio por última vez en Teruel aunque solía vivir en zonas alpinas y frías.