En 2009, con motivo del 200 aniversario del nacimiento de Charles Darwin y de los 150 años de la publicación de El origen de las especies, se difundió el evolucionismo desde múltiples perspectivas. Pasado el año conmemorativo, el Museo de la Ciencia de Valladolid acoge una exposición fotográfica que refleja la evolución desde un nuevo plano: las patas de los animales. Bajo el título de Patas, las huellas de la evolución, el Museo exhibirá hasta el 4 de julio 26 imágenes tomadas por el prestigioso fotógrafo de la naturaleza Ingo Arndt, ganador de diversos premios como el World Press Photo.
Sobre fondo negro y desde abajo, con el objetivo de observar con detalle las plantas, las fotografías muestran cómo son las extremidades de algunos animales representativos de los distintos biomas de la Tierra. Tal y como ha señalado Inés Rodríguez Hidalgo, directora del Museo, esta biodiversidad “no es fruto del azar sino de la evolución, de la adaptación de los animales a su entorno”.
Las fotos reflejan patas con uñas, con cojinetes palmares, con discos adhesivos, con membranas, estrías o escamas; una variedad de formas, colores y pieles que deriva de la función de la pata. La extremidad ayuda al animal en cuestión a correr, saltar, botar, trepar, columpiarse, amortiguar saltos o, incluso, a limpiarse. Así, a lo largo de millones de años la naturaleza ha ido desarrollando una variedad de patas equivalente a la variedad de especies, partiendo de las aletas originales, que evolucionaron hacia formas simples primero de ocho dedos y después de cinco, según ha explica el comisario de la exposición.
“La naturaleza siempre se adapta de forma eficiente”, ha subrayado, tras incidir en que “lleva una ventaja tecnológica a los seres humanos”. Del mismo modo, ha resaltado que la naturaleza “nos sigue enseñando las soluciones más eficientes y por ello los mejores tecnólogos la siguen mirando para aprender”.
Síntesis de 5.400 imágenes
La exposición, organizada en colaboración con la Obra Social La Caixa, es el fruto de tres meses de trabajo de Ingo Arndt, que recorrió 10.000 kilómetros por varios zoos y terrarios de Suiza, Alemania, Austria y Namibia para tomar más de 5.400 imágenes, como ha destacado Mercedes Cantalapiedra, concejal de Cultura, Comercio y Turismo. En concreto, patas de anfibios, aves, insectos, reptiles y mamíferos protagonizan la exposición de Arnst, la primera mostrada en España.
El trabajo empezó por un encargo de la revista Geo, pero le sirvió al fotógrafo para comprender que las patas son un medio para entender la evolución. Proporcionan mucha información sobre el hábitat y costumbres de los animales y, especialmente, explican cuál es su medio de locomoción. Por ejemplo, los camaleones, de vida arborícola, tienen los dedos unidos en dos grupos formando una especie de pinza que les permite agarrarse fuertemente a las ramas más pequeñas.
Del mismo modo, existen pieles capaces de sostener 140 kilogramos, como en el caso del dragón de cola roja, una especie difícil de fotografiar por su extrema rapidez. La mayoría de los dragones presentan cojinetes antiadherentes en la parte inferior de los dedos, cada uno de ellos dividido en escamas. A su vez, presentan miles de prolongaciones microscópicas parecidas a pelos que interactúan con el sustrato sobre el que trepan formando uniones moleculares temporales y débiles. Debido a la gran cantidad de setas, como se denominan estos pelos, (unas 14.000 por milímetro cuadrado), la suma de fuerzas es enorme y le proporcionan la capacidad adhesiva para sostener su peso.