Los científicos realizan censos anuales de las aves del refugio segoviano de Montejo de la Vega, "un filón" para los estudios científicos sobre numerosas especies
El próximo mes de enero se cumplirán 34 años de la inauguración del Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega, en la provincia de Segovia, uno de las proyectos de conservación de rapaces más emblemáticos de toda la península Ibérica. Gestionado por WWF/Adena, este espacio protegido, que cuenta con una superficie de 2.100 hectáreas, se enclava en el paraje de las Hoces del río Riaza formado por un conjunto de barrancos y cañones excavados por el río Riaza en los páramos calizos del nordeste segoviano. En el extremo oriental de las Hoces y de forma análoga al Refugio de Montejo, la Confederación Hidrográfica del Duero creó el Refugio de Rapaces del Embalse de Linares del Arroyo, de 315 hectáreas.
El Refugio de Rapaces de Montejo constituye uno de los mejores santuarios para las rapaces ibéricas y especialmente para el buitre leonado, que tiene en estas hoces una de las colonias más importantes de la península Ibérica, con alrededor de mil ejemplares. Además de los buitres, aquí crían especies como el alimoche común, el águila real, el halcón peregrino, el búho real, el cernícalo vulgar o la aguililla calzada y la culebrera europea. Pero naturalmente, en la zona, no sólo viven aves rapaces, sino un largo listado de vertebrados que superan las 300 especies, entre las que destacan algunas tan raras o amenazadas como la alondra de Dupont, el desmán del Pirineo o la nutria. Todos estos animales encuentran cobijo en los diferentes ecosistemas presentes en la zona, cuya existencia se ve favorecida por la compleja orografía del terreno, que da lugar a un amplio abanico de microclimas.
El bosque galería, los encinares y quejigares, el sabinar, los páramos y estepas, son algunos de los hábitat que podremos contemplar en esta zona, sin olvidar los de origen humano, como los cultivos o el Embalse de Linares del Arroyo. Todo esto ha valido para que esta zona sea merecedora de diferentes figuras de protección como la de Zona Especial de Protección Para las Aves (ZEPA), y que haya sido incluida en la propuesta de Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) para la Red Natura 2000. Además, la zona ha sido declarada, por la Junta de Castilla y León, Parque Natural de las Hoces del Riaza en diciembre de 2004.
Control del número de especies
Más de tres décadas en las que han sido muchos los naturalistas que, de forma desinteresada, le han dedicado esfuerzos tanto al mantenimiento del Refugio como a la labor de seguimiento -extraordinariamente riguroso y prolongado- de la fauna que habita en este paraje. Entre ellos, destaca la figura del catedrático y actual presidente del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza, el doctor Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo; una de las personas que mejor conoce este refugio. Gracias a su trabajo, el Refugio cuenta anualmente desde hace más de treinta años con importantes censos destinados a controlar el número de especies e individuos que pueblan la reserva natural.
Uno de los últimos, llevado a cabo en la temporada de cría de 2008 y durante 71 días de trabajo de campo, dio como resultado importante datos que vuelven a poner de manifiesto la importancia de esta zona como refugio para numerosas aves así como la necesidad de seguir respetando esta zona, lo que repercutirá en las conservación de las distintas especies. Algunos de los datos recogidos por Fernández y Fernández-Arroyo arrojan que la reproducción de la cigüeña blanca en 2008 o del alimoche -considerado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como especie amenazada a nivel mundial-, son de los más bajos en los últimos años. De hecho, en los dos últimos censos anuales, el número de buitres leonados, como detalla Fernández en su informe, "han sido, con mucho, los de fechas de reproducción más retrasadas para la especie, en toda la historia del Refugio. Creemos que seguramente se debe al hambre", añade. El estudio revierte que ciertas peñas del cañón principal así como aquellas próximas a sendas para visitantes están alcanzando mínimos históricos.
Seguimiento intenso
"La comarca –continúa el doctor Fernández-, sigue pareciendo, en ese sentido, un filón inagotable, a pesar del intenso seguimiento realizado por más de mil naturalistas desde la creación del Refugio". Otras especies observadas han sido el martinete en el embalse de Linares, el elanio azul en los páramos del sur de Burgos o el chotacabras pardo en el suroeste de Soria.
En conjunto, un pequeño paraíso a tenor también de los resultados de los distintos censos como por el número de investigadores y estudios que siguen teniendo en este paraje su tema principal. "El Refugio sigue pareciendo un filón inagotable", asegura Fernández. Un filón que por el momento se ha reflejado en 43 congresos científicos (17 de ellos internacionales), 699 trabajos o informes naturalistas (sin contar los relativos a los censos), cuatro tesis doctorales, distintos proyectos fin de carrera, docenas de miles de páginas de apuntes y fotografías, 20 premios, 237 charlas o conferencias y en el ámbito más audiovisual, 181 programas de televisión y 421 de radio.