Cuando el cerebro pierde su esencia

“Queremos llamar la atención sobre la necesidad de tener mayor información vinculada a las enfermedades del cerebro”, explicó Julio Bobes, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica y del Consejo Español del Cerebro, en la inauguración del III Foro Europeo del Cerebro, que ha reunido en Madrid a los principales representantes del mundo de la psiquiatría.

Para difundir la relevancia social que tienen las patologías relacionadas con el cerebro, el Consejo Europeo del Cerebro (EBC, en sus siglas en inglés) ha atribuido por primera vez al Consejo Español del Cerebro la organización del Foro Europeo del Cerebro, coincidiendo con la presidencia española de la Comunidad Europea.

“Se trata de promover la investigación clínica y básica del cerebro en Europa como método de lucha contra las enfermedades relacionadas y mejorar la calidad de vida en los enfermos cerebrales”, apunta Julien Mendlewicz, presidente del EBC.

Para ello, los expertos han incidido en la necesidad de aumentar la financiación. Celso Arango, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), afirma que “las enfermedades mentales requieren apoyo para la investigación. Por cada 100 euros que se invierten en salud, cinco se van a salud mental, lo que nos deja muy por detrás de otros países de Europa, ya que la media europea es de ocho por cada 100. El objetivo prioritario debería ser alcanzar ese valor”.

“Las partidas presupuestarias que se autorizan todavía son insuficientes y pequeñas al compararlas con otras disciplinas, como la oncología”, subrayó Bobes en el Foro.

La III edición de este encuentro europeo se ha centrado en la esquizofrenia, “el paradigma de la enfermedad mental”, tal y como la define Jerónimo Saiz, Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.

Los expertos insisten en solicitar que estas enfermedades tan prevalentes y discapacitantes puedan tener un mejor cuidado, tratamiento y pronóstico.

Casi medio millón de españoles con esquizofrenia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cada año se diagnostican entre 15 y 30 nuevos casos de esquizofrenia por cada 100.000 habitantes. La esquizofrenia afecta al 1% de la población europea.

En España, 400.000 españoles (una de cada cien personas) sufren este trastorno. Como enfermedad de acceso temprano, el 25% de las esquizofrenias empiezan antes de los 18 años.

“La esquizofrenia está causada tanto por factores genéticos como por ambientales que pueden interactuar entre sí, aunque aún no se han encontrado genes replicados en todos los estudios”, indica Arango.

“La mayor parte de los hallazgos neurobiológicos son compatibles con alteraciones del desarrollo cerebral temprano, lo que ha llevado a considerarla como una enfermedad del neurodesarrollo”, puntualiza el director científico del CIBERSAM.

La prevención no es factible

Pero a día de hoy, la prevención no es factible. “No obstante, el consumo temprano de cannabis es uno de los factores de riesgo prevenible”, añade Arango, quien explicó en el Foro cómo los cambios morfológicos cerebrales, la reducción del volumen de la sustancia gris y la dilatación de los ventrículos laterales y del tercer ventrículo, se relacionan con un mal pronóstico en los primeros años de la enfermedad.

Los expertos coinciden en que un problema importante en los pacientes con enfermedades psiquiátricas crónicas como la esquizofrenia es la falta de adherencia al tratamiento y el abandono de la medicación. Se estima que casi un 40% de pacientes con esquizofrenia abandona el tratamiento durante el primer año y el 75% durante el segundo.

En resumen, los objetivos primordiales en el tratamiento de la esquizofrenia son diagnosticar rápido, con un inicio precoz del tratamiento, asegurar el cumplimiento de la medicación, mantener un adecuado ambiente familiar, luchar por no reducir el círculo social y alejarse del consumo de cualquier tipo de tóxico.

---------------------------------

Cinco aspectos esenciales sobre el cerebro

----------------------------------

El cerebro es único y personal. Contiene nuestra biografía y confiere nuestra identidad. “En él reside nuestra esencia, por lo que tenemos que cuidarlo y no agredirlo”, comenta Carmen Cavada, presidenta de la Sociedad Española de Neurociencia. “Para ello debemos llevar una vida sana, con ejercicio físico y mental, y no consumir sustancias tóxicas psicoactivas. No somos conscientes de la importancia que tiene nuestro cerebro, porque no lo vemos”.

El cerebro cambia a lo largo de la vida. De hecho, aunque los mayores cambios ocurren durante las dos o tras primeras décadas de la vida, a partir de los 30 años el cerebro sigue cambiando en virtud de toda la experiencia diaria. La interacción con el mundo moldea el cerebro. Tal y como dijo Ramón y Cajal, “cada persona es escultora de su propio cerebro”. Y al ser una estructura modificable, podemos mejorarla.

La relación con el mundo externo es posible gracias al cerebro. Es el cerebro y los órganos de los sentidos los que nos permiten percibir el mundo, comprenderlo y, por tanto, actuar sobre él. Las cualidades específicamente humanas, como son la inteligencia o la creatividad, dependen de nuestro cerebro.

Las relaciones interpersonales dependen del cerebro. La capacidad de interacción, de establecer una sintonía con otras personas, comprender cómo se sienten y afrontar los acontecimientos de la vida también depende de este órgano.

El cerebro es el gran director de orquesta de nuestro cuerpo. Todas las funciones corporales están regidas de alguna manera por el cerebro, incluyendo las más básicas: respiración, circulación, o regulación hormonal. El cerebro orquesta todas las funciones vitales, es un órgano absolutamente fundamental.