ANÁLISIS

Hay luz al final del túnel, también con Delta

Las vacunas están demostrando su verdadero potencial contra la enfermedad grave, la hospitalización y la muerte, también con la variante Delta. Pero hay que seguir protegiéndose.

Vacunación en España
Entrada de un centro de vacunación covid. EFE/NACHO GALLEGO/Archivo

El SARS-CoV-2 no es como el virus de la gripe, el campeón de la variabilidad, sino que tiene una capacidad de mutación limitada. Aun así la variante Delta (B.1.617.2), que cuenta con dos mutaciones relevantes (L452R y P618R), se identificó inicialmente en India en diciembre de 2020 y hoy es mayoritaria en muchos países, incluido el nuestro.

En la actualidad, Delta es entre un 40 % y un 60 % más transmisible que la variante anterior dominante, la Alfa

Delta se contagia más fácilmente. Aunque se desconocen los motivos, por lo que sabemos en la actualidad es entre un 40 % y un 60 % más transmisible que la variante anterior dominante, la Alfa, confirma el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (eCDC). También es más transmisible que el linaje original −aunque menos que otros virus, como el del sarampión−.

Además, ocasiona una carga viral en la persona infectada del orden de mil veces mayor que la Alfa, y un periodo de contagiosidad más prolongado.

¿Qué implica una mayor transmisibilidad?

Para empezar, la inmunidad de grupo no podrá alcanzarse con solo el 70 % de la población vacunada. Casi con toda seguridad, debido a varios factores, implica que la inmunidad de grupo como la conocemos en otras enfermedades infecciosas no pueda alcanzarse como tal, y quizá debamos centrarnos en controlar funcionalmente la epidemia.

Los principales factores que rodean de incertidumbre la inmunidad de grupo son esta alta transmisibilidad; el que las vacunas disponibles no bloquean la transmisión; que no sabemos con seguridad la duración de la inmunidad proporcionada por las vacunas y/o la inmunidad natural; la disparidad en la distribución y administración de las vacunas; y la mayor interrelación social estos meses.

No tenemos pruebas sólidas de que la enfermedad que causa esta variante del virus sea más grave, ni que se relacione con mayor mortalidad

No tenemos pruebas sólidas de que la enfermedad que causa esta variante del virus sea más grave, ni que se relacione con mayor mortalidad. No obstante un estudio reciente que evaluó el riesgo de ingreso hospitalario en Escocia sí concluyó que el riesgo de hospitalización de una persona no vacunada es el doble si se infecta con Delta que con Alfa.

¿Protegen contra Delta las vacunas disponibles?

En lo relativo a la efectividad de las vacunas con esta variante hay que decir que es buena con la pauta completa, aunque disminuye un poco respecto a la respuesta que se obtiene frente a la variante original. Se debe entender bien esto. Las vacunas sirven para el propósito para el que fueron pensadas: esta variante no escapa.

Las vacunas sirven para el propósito para el que fueron pensadas: esta variante no escapa.

Sí se ha comprobado que una sola dosis es insuficiente. Según un estudio reciente de PHE (Public Health England), la vacuna de Pfizer-BioNTech fue solo un 33 % efectiva contra la enfermedad sintomática causada por la variante Delta tres semanas después de la primera dosis.

De hecho, hemos visto incluso que vacunas aún pendientes de autorización en Europa, como la de Novavax, muestran una alta eficacia para variantes diferentes a la original y que hace unos meses eran miradas con mucha preocupación, como la sudafricana.

Por tanto, para evitar fallecimientos por la variante Delta y por cualquier otra es vital vacunar con prontitud al mayor número de personas, incluyendo los más jóvenes, ya que las vacunas de que disponemos −con pauta completa en las de doble dosis−, ofrecen una alta protección.

Lo más importante es que con Delta las vacunas siguen protegiendo muy bien de desarrollar una enfermedad grave y de morir.

¿Qué hacemos entonces?

Necesitamos incentivar la vacunación más aún. En España estamos en la senda. Necesitamos vigilar: diagnosticar, secuenciar, rastrear, y aislar cuando sea necesario. Necesitamos mantener precauciones aún un tiempo más.

De poco sirve vacunar mucho en algunas zonas mientras en otras apenas reciben unas dosis. Es la pandemia dentro de la pandemia

Estamos viendo la luz, pero hay que ser precavidos. Las vacunas disminuyen en buena medida la transmisión, pero su verdadero potencial se muestra contra la enfermedad grave, la hospitalización y la muerte.

En un mundo globalizado e interconectado, con un virus que viaja con tanta facilidad entre personas, solo un abordaje global de la pandemia conducirá a una solución. Esta situación nos obliga a ser humildes y a aprender de los errores. De poco sirve vacunar mucho en algunas zonas mientras en otras, países empobrecidos o de renta baja, apenas reciben unas dosis. Es la pandemia dentro de la pandemia.

Antonio Gutiérrez-Pizarraya es investigador Doctor y Epidemiólogo. UGC Farmacia. Hospital Universitario de Valme.

Fuente: SINC
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