Lo que realmente se necesita para poder abordar la equidad de la distribución de vacunas contra el monkeypox es una transferencia tecnológica a empresas africanas. Así, los países de este continente no tendrían que depender únicamente de las donaciones de los estados ricos
El brote de monkeypox ha atraído la atención y preocupación en todo el mundo. Empezó en Europa a principios de mayo de 2022 y se ha expandido a más de 90 países. la enfermedad es endémica en África central y occidental, y la transmisión generalizada a tantos países no endémicos en un periodo de tiempo tan corto no tiene precedentes.
El pasado 23 de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio el gran paso al declarar la viruela del mono como emergencia de salud pública de importancia internacional. Esto tendría que resultar en la inversión de más recursos para controlar el brote y coordinar una respuesta internacional, incluyendo la posibilidad de alentar a los estados para que compartan vacunas con tal de proteger al máximo número de personas.
Pero ¿hemos aprendido las lecciones de la pandemia de la COVID-19I? ¿Se van a tener esta vez en cuenta las desigualdades en la distribución mundial de vacunas que dejaron a gran parte del Sur Global a la espera de vacunas contra el coronavirus o los países africanos endémicos tendrán una terrible sensación de déjà vu en el sentido de ser, una vez más, los últimos de la cola?
Médicos Sin Fronteras (MSF) ya había tenido experiencia tratando esta enfermedad olvidada, la más reciente en la República Centro Africana en 2018. Si bien no es una enfermedad nueva para nuestros equipos médicos, la lucha actual para obtener vacunas contra la viruela del mono sí lo es.
La enfermedad pertenece a la familia del virus que incluye la viruela, con síntomas parecidos a esta pero clínicamente menos graves. El primer caso humano de viruela del mono se identificó en la República Democrática del Congo en 1970. Hasta ahora, se han identificado casos en once países de África occidental y central.
Entre todo el boom mediático, la información importante ha quedado en segundo plano. En las últimas décadas, ha habido brotes regulares en diferentes comunidades de monkeypox de África central y occidental. Y, a pesar de que la evidencia muestra un aumento en los casos del último año, estas advertencias han pasado desapercibidas.
La República Democrática del Congo ha sido el país más afectado por la viruela del mono reportando casos desde hace cinco décadas. En 2020 se detectaron 6.216 casos sospechosos y 222 muertos. Nigeria, el segundo país más afectado, sufre un brote activo desde setiembre 2017, con un total de 558 casos sospechosos en 32 estados. Desde mayo 2022, Nigeria ha confirmado 4 muertes por viruela del mono, el mayor número que cualquier otro país ha registrado hasta la fecha.
Afortunadamente, existen herramientas para prevenir la viruela del mono. Las vacunas diseñadas para la viruela probablemente proporcionarán un grado de protección cruzada para la viruela del mono. La segunda generación de vacunas como la ACAM2000 tiene bastantes efectos secundarios. En cambio, la MVA-BN, una vacuna de tercera generación se presenta con un perfil mucho más seguro y es, por tanto, la más adecuada para este brote. De hecho, ya ha sido autorizada para su uso contra la viruela del mono en EE. UU. y la UE (bajo los nombres de Jynneos e Imvanex, respectivamente).
Se estima que hay más de 116 millones de dosis de vacunas repartidas entre varias reservas nacionales, principalmente debido al miedo de un ataque de bioterrorismo relacionado con la viruela. Esto incluye 100 millones de dosis de la ACAM2000 y 16,4 millones de dosis de MVA-BN, muchas en manos de Estados Unidos.
Antes del brote, los estados más ricos se habían comprometido a repartir 31 millones de dosis de vacunas si la OMS las solicitaba como parte de la Reserva de Emergencia de Vacunas contra la Viruela en un momento de necesidad internacional; la situación de este acuerdo y lo que está pasando con estas dosis no están claras. La OMS ha dicho que está desarrollando un mecanismo de intercambio de vacunas, pero hay escasos detalles. Desde el momento que se redactó el acuerdo, ningún país ha compartido dosis.
A pesar de la existencia de estas reservas, los recientes problemas de acceso a la vacuna de la covid-19 en países de ingresos bajos y medios nos han dado una lección.
En 2020, incluso antes de que se desarrollara la vacuna de la covid-19, los países ricos empezaron a realizar grandes pedidos de las primeras posibles vacunas candidatas. Cuando las vacunas ya estaban fabricadas, la gran mayoría de las existencias ya se había vendido o preasignado a los países ricos.
Mientras tanto, COVAX, un mecanismo creado para proporcionar una distribución equitativa de las vacunas limitadas en todos los países, incluidos los de rentas medias y bajas, se quedó al final de la cola.
Esto dio lugar a que los estados ricos acapararan las vacunas contra el coronavirus, de modo que pudieron vacunar con la pauta completa y administrar más dosis a la gran parte de sus poblaciones, incluso antes de que los países menos adelantados pudieran vacunar a sus poblaciones de alto riesgo. Y ya estamos viendo que los países más desarrollados empiezan a repetir un patrón haciendo grandes pedidos de la vacuna MVA-BN. No podemos permitir que esta situación se repita con la viruela del mono.
Necesitamos un suministro asequible de vacunas a todos aquellos países africanos que lo necesiten. Si bien la información es difícil de obtener, la vacuna de la viruela del mono MVA-BN tiene un precio de 100 euros por dosis. Se trata de un precio del todo inasequible para las poblaciones de los países de rentas medias y bajas que, una vez más, dependen de las donaciones de vacunas de los países ricos.
El problema es que los precios asequibles no están garantizados. A pesar de que el desarrollo de la vacuna fue mayoritariamente financiado por el Gobierno estadounidense con una suma de 2.000 millones de dólares, el control sobre el precio y la disponibilidad de esta sigue estando en manos de la empresa danesa Bavarian Nordic, que tiene el monopolio de patentes de la vacuna.
Depender de un solo fabricante es desastroso. Bavarian Nordic ha declarado recientemente que no está segura de poder satisfacer la demanda actual de vacunas, y está considerando una transferencia tecnológica a un fabricante estadounidense.
Pero lo que realmente se necesita para poder abordar la equidad es una transferencia tecnológica a empresas del continente africano. Así, los países africanos no tendrían que depender únicamente de las donaciones de los estados ricos. La compañía sudafricana Aspen Pharmacare se ha ofrecido a participar en el llenado y acabado de vacunas contra la viruela del mono, pero recibir una transferencia completa podría ir mucho más allá, dando paso a la autosuficiente africana a largo plazo
Además, los países endémicos también necesitarán apoyo en la programación de administración de vacunas, ya que no se pueden permitir extraer recursos de los sistemas de salud, ya sobrecargados.
Nos encontramos en un escenario donde el acceso equitativo a la vacuna en poblaciones de África occidental y central es prácticamente imposible, dado que hay un monopolio que controla la fabricación de vacunas y que se traduce en una creciente dependencia de donaciones de los países ricos.
Sharmila Shetty es asesora médica de vacunas de la Campaña de Acceso de Médicos sin Fronteras.