Investigadores del Centro de Regulación Genómica han descubierto que una proteína influye en el comportamiento de las células madre encargadas del mantenimiento de la piel. El estudio demuestra que los procesos de envejecimiento y diferenciación celular son independientes el uno del otro, y esto puede ayudar a comprender mejor la regulación celular en el desarrollo de tumores cutáneos.
Investigadores del grupo de Homeóstasis Epitelial y Cáncer, del Centro de Regulación Genómica (CRG), han publicado un estudio en el que han identificado una proteína denominada Cbx4, esencial para la regulación de las células madre de la piel. En este estudio han comprobado que los procesos de senescencia (o envejecimiento) y los de diferenciación celular de las células madre son independientes, y que la pérdida de la regulación de ambos es clave para entender el envejecimiento del tejido y el desarrollo de un tipo de cáncer de piel.
Todos nuestros tejidos contienen una población de células madre adultas que se encargan de renovarlos a diario. En el caso de la piel, cada día millones de células dañadas o envejecidas son sustituidas por otras sanas. Este reemplazo tiene lugar gracias a una población de células residente en el tejido denominadas células madre de la epidermis (human epidermal stem cells, en inglés).
Las células madre de la epidermis no están activas todo el tiempo, y solo se dividen y diferencian a células funcionales cuando el tejido necesita regenerarse. Por lo tanto, una excesiva proliferación de estas células, o su diferenciación temprana, es perjudicial para la renovación del tejido, ya que esto provoca su envejecimiento o patologías tales como el cáncer.
Precisamente, una de las bases del cáncer es la capacidad de las células tumorales de aumentar su proliferación, a la vez que reprimen su diferenciación y senescencia (es decir, no envejecen).
“Nos dimos cuenta de que al mutar la actividad de la proteína Cbx4, las células madre comenzaban a envejecer rápidamente, pero seguían sin diferenciarse. Esto era nuevo para nosotros: teníamos una célula con características de célula madre de la piel, pero que era incapaz de mantener las propiedades del tejido, y con el aspecto de una célula muchos años mayor”, dice Salvador Aznar-Benitah, jefe del grupo de investigación que ha liderado el estudio.
El estudio abre las puertas a un mejor entendimiento del proceso de envejecimiento y de las causas que desembocan en el desarrollo de los tumores de piel de alta incidencia.
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