Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han determinado, mediante técnicas de análisis biomecánico, las demandas fisiológicas que supone el arbitraje de partidos de fútbol con el fin de desarrollar planes específicos de entrenamiento físico y técnico para los árbitros.
No se puede discutir que el fútbol es el deporte con mayor relevancia social en gran parte del Planeta. En muchas ocasiones, la atención se centra sobre tres figuras relevantes en el juego: el árbitro y los dos árbitros asistentes, que son los encargados de velar por el respeto y cumplimiento de las reglas del juego.
Desde el año 2003, el Laboratorio de Biomecánica Deportiva de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid colabora con el Departamento de Arbitraje de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). El objetivo es apoyar científicamente el proceso de entrenamiento de los árbitros de fútbol aplicando para ello técnicas de análisis biomecánico durante los campeonatos internacionales organizados por la FIFA, tanto en los de las selecciones absolutas como en los de categorías inferiores.
Optimizar el rendimiento físico y técnico de los árbitros es crucial puesto que se ha constatado que la participación de jugadores de élite en las competiciones lleva consigo un incremento de la solicitación física de los jueces, y éstos deben ser capaces de seguir el juego de cerca para poder aplicar correctamente las reglas.
Hasta la fecha, el grupo de investigación de Análisis Biomecánico ha hecho el seguimiento en tres competiciones internacionales y en la actualidad colabora en el Programa RAP (Referees Assistant Program). Fruto de esta colaboración, se realizó una intervención práctica durante la última Copa de las Confederaciones, celebrada en Alemania (2005), que incluía la participación, entre otras, de las selecciones nacionales absolutas de Alemania, Brasil o Argentina.
Durante esta Copa en Alemania, los investigadores de la UPM trabajaron para determinar las demandas físicas que supone el arbitraje y poder así desarrollar planes de entrenamiento específicos a las exigencias del juego.
Los partidos de dicha competición fueron filmados para analizar los movimientos de los árbitros durante la celebración de los mismos. Al mismo tiempo, se registró la frecuencia cardiaca –mediante pulsímetros- para determinar de una forma más objetiva las exigencias físicas que suponía el arbitraje. De modo adicional, y para analizar el rendimiento técnico, se calculó la distancia a la que los árbitros indicaban las infracciones (Ver figura).
Tras el procesamiento de los datos obtenidos, los resultados del estudio han permitido obtener un perfil detallado de las demandas que supone la competición. Los árbitros recorren durante los partidos una media de 10,2 km, con una frecuencia cardiaca media de 161 pulsaciones por minuto (86% de la frecuencia cardiaca máxima individual).
El hallazgo más importante del trabajo ha sido constatar cómo los árbitros del máximo nivel deben recorrer un 37% más de distancia esprintando durante los partidos que aquéllos que arbitran a un nivel inferior (de los resultados obtenidos en el Mundial sub-17 del año 2003). De este modo la participación de jugadores de élite lleva consigo una elevación de la solicitación física de los jueces, que deben ser capaces de seguir el juego de cerca para poder aplicar correctamente las reglas de juego. Por ello es muy importante optimizar su rendimiento en función de las demandas de los partidos.
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Referencia bibliográfica: Mallo J, Navarro E, García-Aranda, J.M. & Helsen, W. “Activity profile of top-class association football referees in relation to fitness-test performance and match standard”. Journal of Sports Sciences; 27 (1): 9-17 (2009).