Investigadores de la Universidad de Sevilla, liderados por Raúl Periáñez, han diseñado un software que ayudará a predecir, en caso de un vertido químico o marea negra, la trayectoria y características de la mancha de contaminación a lo largo de varios días tras el episodio contaminante.
El programa informático ha tomado como referencias variables hidrodinámicas (corrientes, mareas, temperaturas...) de todo el arco atlántico y mediterráneo andaluz. Asimismo, el grupo de la Hispalense ha realizado simulaciones atendiendo a la densidad, tamaño del rango de partículas de las sustancias químicas –incluidas las radiactivas- y crudo.
“Se trata de un proceso estandarizado. Un modelo es un conjunto de ecuaciones que resolvemos mediante un ordenador. Por un lado, introducimos variables como corrientes, vientos, mareas; y por otro lado, otros datos como contaminantes, topología, composición, densidades... Esto nos sirve para formar una base de datos y poder predecir la dirección que tomará el vertido”, asegura el investigador en un artículo publicado en Marine Pollution Bulletin con el título A set of rapid-response models for pollutant dispersion assessments in southern Spain coastal waters.
”Es una herramienta que ayudará a la toma de decisiones en el caso de desastres marinos. Y todavía no se ha puesto en practica. La única parte que hemos validado es la hidrodinámica: circulación del agua, corrientes, mareas, velocidades...”, prosigue.
Los datos geográficos introducidos en el software comprenden tres tramos. Un primero desde Faro (Portugal) hasta Cabo Espartel, que sería el eje Atlántico; un segundo que comprendería desde el Cabo Espartel hasta Almería o eje Mediterráneo; y un tercero, entre Cabo Espartel y Ceuta (Estrecho de Gibraltar).
Tres episodios
En teoría, los resultados de los modelos de dispersión se deben comparar con observaciones reales después de los accidentes. Sin embargo, los expertos no han encontrado datos para realizar este trabajo. “Por lo tanto, sólo hemos podido simular algunos accidentes hipotéticos simplemente para mostrar que los resultados son lógicos y coherentes”, asegura.
El primero de ellos, un derrame de sustancias químicas frente a la Bahía de Cádiz, el segundo un episodio contaminante de un submarino nuclear en el Estrecho de Gibraltar; y el tercero, un derrame de crudo en esta última zona.
“El Estrecho de Gibraltar es una zona de intenso tráfico de buques con más de 70.000 buques mercantes al año. Un 30% de ellos declara cargas peligrosas entre el Atlántico y el Mediterráneo. El tránsito de submarinos nucleares y buques de transporte con residuos radiactivos, son otros de los posibles riesgos. Estos modelos son esenciales para gestionar de forma adecuada una respuesta después de una situación de emergencia en las aguas costeras”, concluye.