Los ratones ciervo son los transmisores de Hantavirus, un género de virus que, cuando llega a los humanos, puede producir una enfermedad pulmonar grave. Investigadores de la UNED han desarrollado un modelo matemático que calcula su propagación en estos ratones, relacionándola con los fenómenos atmosféricos de El Niño y La Niña.
“El género Hantavirus, en particular el Virus Sin Nombre (SNV), ha coevolucionado con su anfitrión, el ratón ciervo, durante millones de años, de modo que vive en él sin causarle enfermedad conocida”, explica José María Aparicio, investigador del departamento de Física Fundamental de la Universidad Nacional a Distancia (UNED).
Sin embargo, cuando el virus se transmite a humanos, puede causar una enfermedad denominada síndrome pulmonar hantavirus (HPS), cuyos principales síntomas, en los casos más severos, son edema pulmonar e incluso muerte por shock.
Para ayudar a reducir su incidencia, los expertos han estudiado cómo se propaga en los ratones ciervo (Peromyscus maniculatus) y han elaborado un modelo matemático, tal y como se publica en la revista Physical Review E.
“Actualmente no existe vacuna para esta enfermedad, y los tratamientos antivirales no son siempre efectivos, por lo que la tasa de mortalidad está en torno al 40%”, apunta el físico.
Como la enfermedad fue detectada por primera vez en el suroeste de EE UU en 1993 en una zona azotada por los fenómenos meteorológicos de El Niño y La Niña, la herramienta ha tenido en cuenta ambos episodios climáticos, al considerarse que están relacionados con las poblaciones de estos ratones.
“El virus se propaga en conjunto con su anfitrión. El Niño se corresponde con la proliferación de ratones, mientras que La Niña, con un período de escasez”, indica Aparicio.
Lo novedoso del método es que considera que los roedores jóvenes no contraen el virus y presentan una dinámica diferente a la de los adultos. En particular, los nacidos de madres infectadas están libres del organismo gracias a los anticuerpos maternos que estas les proporcionan.
Los investigadores han demostrado que, cuando el animal llega a la edad de maduración, la propagación del virus está directamente relacionada con el aumento o disminución de la población, pero no antes.
La transmisión del hantavirus a humanos se produce principalmente por inhalar una mezcla de virus, heces y orina, aunque también es posible la infección por contacto directo, por ejemplo, a través de mordiscos.
Referencia bibliográfica:
José A. Reinoso y F. Javier de la Rubia. “Stage-dependent model for Hantavirus infection: The effect of the initial infection-free period”. Physical Review E (87), 2013. DOI: 10.1103/PhysRevE.87.042706.
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