Un estudio español sobre el bacterioma de los chicles desechados, premio Ig Nobel 2021

Antes de la celebración de los Premios Nobel de este año, un equipo español de científicos ganó el Ig Nobel de Ecología, un premio alternativo a los prestigiosos galardones, por identificar las diferentes especies de bacterias que residen en los chicles pegados en las aceras. Según los investigadores, los resultados podrían ayudar en disciplinas como la medicina forense o la eliminación de productos plásticos.

El investigador Manuel Porcar
Manuel Porcar, investigador principal del estudio galardonado con el Ig Nobel. / EFE / UV / Manuel Porcar.

Hay descubrimientos científicos que merecen un Nobel y otros, aparentemente más divertidos, que se alzan con los Ig Nobel, premios alternativos a la ciencia más informal que ensalzan con humor aquellos descubrimientos que arrancan sonrisas.

Manuel Porcar, investigador de la Universidad de València (UV), recibió el pasado mes de septiembre el galardón por su análisis de población bacteriana presente en los chicles pegados en la acera de cualquier ciudad.

Los Ig Nobel son considerados una parodia de los galardones suecos, aunque en este caso con resultados que nada tienen de guasa, pues podrían contribuir a la descontaminación de esas gomas de mascar y de otros plásticos.

Este “entusiasta” —como él mismo se describe— de la microbiología y la biotecnología, nació hace 49 años en la localidad castellonense de Vinaròs y lidera en la actualidad el Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio) de la Universitat de València, además de dirigir su propia empresa, Darwin Bioprospecting Excellence.

La carga bacteriana de los chicles cambia en cuestión de semanas, y, sorprendentemente, las bacterias orales aguantan bastante tiempo cuando el chicle está en el suelo

En esta no solo se aíslan, caracterizan y producen microorganismos con una gran variedad de aplicaciones, sino que se comercializan productos tan innovadores como un preparado para hacer pan de masa madre.

Porcar ha explicado que alguien, cuya identidad desconocen, les nominó a estos premios y sin esperarlo recibieron una llamada comunicándoles que habían sido galardonados. “Es como cuando te toca la lotería sin comprar el boleto”, bromea.

El estudio, publicado en la revista Scientific Reports, ha demostrado que la carga bacteriana de los chicles cambia en cuestión de semanas, y que, sorprendentemente, las bacterias orales aguantan bastante tiempo cuando el chicle está en el suelo.

Eliminación de plásticos y otras aplicaciones

Porcar asegura que la idea surgió “paseando”. Vio los chicles en el suelo y se le ocurrió estudiar la macrobiota (conjunto de bacterias) presente en estos desechos.

Aprovecharon las vacaciones de cada miembro del equipo para ir recogiendo muestras, e incluso una de las firmantes del estudio, Leila Satari, masticó un chicle y lo fueron analizando a lo largo de varias semanas.

Los resultados del trabajo, realizado junto a la mencionada Satari, Alba Guillén y Àngela Vidal-Verdú, pueden ser relevantes y tener aplicaciones en varios ámbitos, como en la investigación forense o en la eliminación de plásticos a través de bacterias.

El investigador sostiene que los chicles “podrían ser vectores de enfermedades bacterianas bastante tiempo después de ser lanzados al suelo”. Y añade: “Hemos encontrado bacterias que pueden servir para limpiar los propios chicles, ¡porque se los comen!”.

La goma de mascar tiene una carga bacteriana que evoluciona de un microbioma oral a uno ambiental en cuestión de semanas

Las bacterias orales “aguantan sorprendentemente mucho tiempo una vez el chicle está por el suelo; además, muchas de las bacterias que hemos aislado de los chicles más viejos tienen potencial para biorremediar el propio chicle, es decir, degradarlo”, agrega Porcar.

El equipo de investigación del I2SysBio apunta que estos residuos de larga duración se han utilizado para el análisis genético humano en criminología —tomando una muestra podría situar a un sospechoso de un crimen o delito en un lugar determinado— y arqueología.

Además, remarca que sus hallazgos tienen implicaciones para una amplia gama de disciplinas, incluida la medicina forense, el control de enfermedades contagiosas o la ya comentada biorremediación de residuos de goma de mascar.

El investigador explica que estas bacterias que se comen los propios componentes del chicle, y “nunca es descartable que se puedan extender a otros substratos como el látex u otros componentes plásticos”.

Ig Nobel, premios que hacen reír y luego pensar

El premio nació en EE UU a modo de parodia de los Nobel y reconoce los logros de diez grupos científicos que “primero hacen reír a la gente y luego la hacen pensar”.

El premio nació en EE UU a modo de parodia de los Nobel

Los galardonados, en consonancia con la naturaleza divertida de estos premios satíricos, recibieron, en una gala virtual, un trofeo de papel para que los propios premiados lo montaran y un billete de 10 trillones de dólares de Zimbabue (moneda ya no en curso y de escaso valor).

Tras dudar que su premio fuera merecedor de un galardón de este tipo —algo que asegura le ocurre a más premiados—, el investigador y su equipo se pusieron manos a la obra para preparar el vídeo de agradecimiento que grabaron cantando, bailando y tocando con la guitarra la canción All the chewing gum (todo el chicle) como versión del All You Need is Love de los Beatles.

Referencia:

Porcar et al. "The wasted chewing gum bacteriome" Scientific Reports, 2021.

Fuente: SINC
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