El diagnóstico precoz mediante la técnica del cribado en el cáncer de próstata no ha reducido la mortalidad en una muestra de más de 4.000 españoles. Es una de las conclusiones de un estudio, en el que participa la Universidad Complutense de Madrid a través del hospital asociado Infanta Cristina, y que forma parte de una investigación europea iniciada hace más de 15 años en ocho países. A escala europea el cribado sí ha reducido la mortalidad.
El diagnóstico precoz suele ser eficaz frente a determinados tipos de cáncer, como el de mama o colorrectal. Para averiguar si una de estas herramientas diagnósticas, la técnica del cribado, reduce la mortalidad por cáncer de próstata entre los varones europeos, hace más de 15 años se puso en marcha el Estudio Randomizado Europeo de Cribado para el Cáncer de Próstata (ERSPC, por sus siglas en inglés).
En el estudio, que sigue en marcha, han participado más de 180.000 varones de ocho países, entre ellos España. A nivel global, la principal conclusión es que la técnica del cribado reduce la mortalidad por cáncer de próstata en un 21%, pero la situación cambia si analizamos los datos españoles.
El cribado consiste en determinar el nivel de PSA –una proteína producida por las células de la próstata– en muestras de sangre. Si este supera los 3 nanogramos por mililitro de sangre, los facultativos analizan si existe realmente ese tumor mediante una biopsia prostática.
“En nuestro estudio local no hemos visto una reducción de la mortalidad global (por otras causas) ni de la mortalidad por cáncer de próstata”, afirma Marcos Luján, jefe de la Unidad de Urología del Hospital Universitario Infanta Cristina, asociado a la Universidad Complutense de Madrid, y uno de los autores del trabajo, publicado en Actas Urológicas Españolas.
Con 4.276 participantes de entre 45 y 70 años, de las localidades madrileñas de Getafe y Parla, solo un 0,28% del total ha fallecido por esta enfermedad, después de casi 16 años de monitorización.
Otra de las conclusiones del estudio es que, gracias a esta prueba, el diagnóstico de los casos de este tipo de cáncer se ha realizado en estadios más precoces, cuando el paciente no presentaba ningún síntoma. “La mayoría de los que se detectan por este método no son ni siquiera palpables mediante el tacto rectal”, destaca Luján.
Sumando los datos de los ocho países, el trabajo refleja que la mitad de los cánceres diagnosticados no eran relevantes clínicamente. Además, para evitar una sola muerte por esta enfermedad ha sido necesario que el cribado se hiciera a 781 varones y siguieran tratamiento 27.
“El diagnóstico y el tratamiento del cáncer de próstata, como cirugía o radioterapia, no está exento de efectos adversos importantes”, recuerda Álvaro Páez, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid) y coautor del estudio.
Baja mortalidad en este estudio
En España la mortalidad por cáncer de próstata ocupa el tercer lugar en cuanto al número de fallecimientos en varones, por detrás del broncopulmonar y del colorrectal. “Los datos reflejan que el riesgo de desarrollar un cáncer de próstata y de morir por esa causa entre los varones españoles resulta sustancialmente inferior al de sus homónimos europeos”, señala Páez.
Del total de españoles con esta enfermedad, muere el 18%. No obstante, en la población de este estudio, la mortalidad por este tipo de cáncer ha sido “excepcionalmente baja”, según los facultativos.
Además, matizan que no es lo mismo evitar muertes por este tipo de cáncer que salvar vidas. “No existe ningún estudio que haya demostrado que el cribado disminuya la mortalidad global”, recalcan.
La investigación continúa
El seguimiento de los pacientes, que ha durado casi 16 años, todavía sigue en marcha. “Un cáncer de próstata diagnosticado mediante esta técnica tarda aproximadamente entre nueve y diez años en desarrollar síntomas”, destaca Luján. Los fallecimientos, cuando se producen, lo hacen a más largo plazo, por lo que sin un seguimiento prolongado, no hay forma de saber si existen cambios en la mortalidad. .
“Como el cribado parece tener efectos sutiles, contar con una muestra de gran tamaño ha resultado fundamental para poder contrastarlo”, declara Páez. Por ese motivo, el estudio engloba a más de 180.000 varones de ocho países de Europa a lo largo de casi veinte años.
Además de España, los países son Suecia, Finlandia, Bélgica, Países Bajos, Francia, Italia y Suiza. “La consideración aislada de los resultados españoles ofrece una visión parcial”, puntualizan los expertos.
Sobre si se debería extender o no la técnica del cribado a la población masculina española, los especialistas se muestran cautos. “Todavía no está claro que los beneficios superen a los riesgos”, señala Luján.
En el estudio también han participado facultativos de los hospitales universitarios de Fuenlabrada, Getafe, Torrejón y Madrid Norte Sanchinarro.
Referencia bibliográfica:
M. Luján, Á. Páez, J.C. Angulo, G. Andrés, H. Gimbernat, C. Redondo, G.M. Torres y A. Berenguer. “Update of the results of the Spanish branch of the European randomized study on screening for prostate cancer (ERSPC)”, Actas Urológicas Españolas 39 (7), julio 2015. DOI: 10.1016/j.acuroe.2015.06.004.
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