El desarrollo del sistema sanitario en el territorio palestino ocupado (OPT) será prácticamente imposible bajo la ocupación militar. El mejor escenario posible para avanzar en la mejora de la sanidad supondría la creación de un estado palestino soberano. Estas son algunas de las conclusiones que aparecen en el quinto y último documento de la prestigiosa revista The Lancet en sus "Series on Health in the Occupied Palestinian Territory”.
Cuatro grandes proveedores son los responsables de la asistencia sanitaria primaria, secundaria y terciaria en Palestina: el Ministerio de Salud del país, organizaciones no gubernamentales palestinas, la Oficina de Socorro y Trabajos de las Naciones Unidas y el sector privado.
Los servicios sanitarios se financian a través de una mezcla de impuestos, primas de seguros médicos, pagos menores, donaciones económicas y en especie de la comunidad local, y préstamos y subsidios de la comunidad internacional. Así, un análisis del sector sanitario estimó que los gastos sanitarios totales en 2002 fueron un 8’6% del producto interior bruto (PIB) y el gasto por persona fue de 135 dólares en 2005.
Aunque algunos de los indicadores del OPT son buenos (la mayoría de las mujeres reciben algún tipo de asistencia prenatal y hay un 95% de cobertura de vacunación), las desigualdades persisten y aumentan los problemas relacionados con la salud mental.
“En vista de esta situación turbulenta, las posibilidades de que el territorio palestino ocupado alcance la mayor parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en 2015 son bajas”, afirma el estudio, escrito por Awad Mataria y otros investigadores, de la Universidad de Birzeit, en el OPT.
Las restricciones de movilidad ocasionan serios problemas para el sector de la salud. Sólo en julio de 2007, hubo 40 casos registrados de ambulancias a las que se negó el acceso a pacientes en la Ribera Occidental. Una encuesta del año 2003 mostró que el número de personas que necesitaban al menos una hora para llegar a las instalaciones sanitarias apropiadas se había multiplicado por diez en los últimos tres años.
La capacidad económica para acceder a los servicios sanitarios, especialmente para los segmentos más deprimidos de la población, se ha visto comprometida desde el 2000. Los resultados de encuestas recientes revelan que un tercio de la población no tiene acceso a servicios sanitarios por los costes elevados. Las personas que pasan apuros económicos o viven en la pobreza tienen el doble de posibilidades que la gente rica de fracasar a la hora de acceder a la asistencia hospitalaria.
Una compleja solución
“Los factores que entorpecen el desarrollo del sistema sanitario no existen únicamente en el OPT, pero se ven exagerados y perpetuados por las condiciones opresoras de la ocupación militar israelí. Además, las políticas ligadas a la ocupación han provocado limitaciones muy graves para la supervivencia de la economía palestina en general”, afirman los autores.
Los servicios sanitarios de la franja de Gaza se han deteriorado rápidamente desde el impasse político entre Fatah y Hamas y el boicot israelí e internacional a Hamas. En junio de 2007, Israel rechazó el permiso para viajar fuera a todos los pacientes derivados a servicios sanitarios en el extranjero (282 casos), una política indicativa de la decisión de Israel de imponer medidas restrictivas contra los civiles de Gaza.
Un reciente reportaje de la Organización Mundial de la Salud (OMS) documenta los casos de pacientes que murieron entre octubre de 2007 y marzo de 2008 después de serles denegado el acceso al tratamiento especializado fuera de la franja de Gaza.
Mientras que Israel cuenta con 6’3 enfermeras para cada 1.000 personas, el OPT sólo dispone de 1’7. Los servicios de asistencia sanitaria se siguen centrando principalmente en los médicos, por lo que se puede encontrar a médicos realizando actividades que podrían ser ejecutadas por enfermeras y asistentes sanitarios a precios mucho más bajos.
Asimismo, la monitorización insuficiente y la falta de supervisión han llevado a los favoritismos y la corrupción, a una falta de compromiso e interés, y a la erosión de la confianza y la satisfacción de los pacientes.
“El Ministerio de Salud Palestino podría proporcionar un paquete de servicios y los fondos necesarios para encargarse de las necesidades de poblaciones específicas, como por ejemplo los grupos vulnerables... En el caso de un status quo continuado, se tendría que centrar la atención en la coordinación de los esfuerzos de los donantes y proveedores para evitar las pérdidas de los escasos recursos”, concluyen los autores.
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