La Comisión Europea (CE) presentó ayer un nuevo atlas del suelo del norte de Europa, que está considerado como "un importante sumidero de carbono". El nuevo documento ofrece una fuente de datos completa para prever el aumento de temperaturas y cómo el cambio climático afectará a las regiones árticas.
“Este atlas supone una valiosa fuente de información para investigadores, legisladores, docentes y público en general acerca de las características de los suelos de las regiones del norte de Europa, y promueve la concienciación sobre su importancia medioambiental y significación global”, ha asegurado Máire Geoghegan-Quinn, comisaria europea para Investigación, Ciencia e Innovación.
El documento es fruto de un proyecto de colaboración entre la Unión Europea y Noruega, Islandia, Groenlandia, Canadá, EE UU y Rusia que que ha durado tres años. Se trata de una fuente de datos completa con la que científicos y legisladores podrán comprender si existe un efecto de retroalimentación en el calentamiento global, y aplicar políticas que protejan los sumideros de carbono árticos y, por tanto, el clima terrestre.
En 144 páginas se describen de forma pormenorizada los recursos de suelo circumpolares, que tienen también su importancia para la agricultura, la gestión forestal, la gestión hidrológica, la planificación de usos del suelo, las infraestructuras, la vivienda y las redes de transporte de energía. También se describe el origen y las principales características de los distintos tipos de suelo presentes en este entorno.
Localizar el cambio climático
El nuevo atlas también muestra los posibles efectos del cambio climático en los suelos cubiertos por hielo permanente y explica el papel decisivo que desempeñan en el clima y los ciclos de carbono del planeta.
Según los expertos, las regiones boreales y árticas que acogen los almacenamientos de carbono se calentarán más rápido que el resto del planeta. El aumento de la temperatura inicia la descomposición de la materia orgánica, que en el caso del suelo produce emisiones de CO2 y metano.
El carbono orgánico supone la mayor reserva terrestre de carbono, y resulta un factor relevante en las proyecciones de cambio climático para el futuro. Gracias a sus terrenos congelados de forma permanente y a su extensa tundra, las regiones árticas son un importante sumidero de carbono.
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