José Carrasco, el primer jefe de Cirugía del Hospital de Basurto, tomó notas en Bilbao sobre los casos tratados en su carrera. Ahora Jesús María Careaga ha descrito la medicina y las enfermedades del Bilbao industrial, en una tesis doctoral titulada El Dr. Carrasco y la clínica quirúrgica en el Hospital de Bilbao, hace un siglo.
El doctor Carrasco llegó a Bilbao en 1884, para trabajar como cirujano mayor del Hospital de los Santos Juanes de Atxuri, y en 1908 pasó al Hospital de Basurto, justo cuando el primer hospital se cerró y el segundo empezó su andadura. Dejó reflejado el fruto del trabajo realizado en cuatro volúmenes manuscritos, titulados Treinta años de práctica quirúrgica en el Hospital Civil de Bilbao. Galería de bocetos clínicos. Para realizar su tesis doctoral Careaga se ha basado principalmente en dichos apuntes.
La dinamita, uno de los peores enemigos
Según ha concluido el investigador partiendo de los 670 casos recogidos en estos volúmenes, los traumatismos ocupaban gran parte del trabajo médico en aquella época. Para tratarlos, los cirujanos realizaban al paciente una trepanación (agujereaban la pared del cráneo) e incisión de las partes dañadas del cerebro, así como amputaciones. En consecuencia, la mayor parte de los pacientes acababan en la mendicidad.
Según explica Careaga, el doctor Carrasco se sentía muy impresionado por los terribles efectos de la dinamita en los mineros y en los trabajadores de las canteras. Asimismo, cabe destacar los abundantes casos de procesos tuberculosos. En el siglo XIX era difícil realizar diagnósticos precisos de este mal, al no tener acceso a los rayos Roentgen.
El trabajo de los médicos de Basurto resultó más fácil cuando empezaron a realizar radiografías, en los últimos años profesionales del doctor Carrasco. Las úlceras en las piernas eran también muy frecuentes y de causa no vascular, tal y como muestra la tesis doctoral. Para curar dichas úlceras, se proporcionaba yoduro potásico, seguido de jarabe de Gibert, debido a la naturaleza sifilítica de los pacientes.
Sin embargo, otras enfermedades mucho más comunes en la actualidad apenas tenían repercusión hace un siglo. Por ejemplo, tal y como explica Careaga, no trataron más que un caso de carbunco y dos de melanoma en los tiempos del doctor Carrasco, ya que la gente no estaba tan expuesta a los rayos solares.
Por otra parte, según destaca la tesis, por aquel entonces la influencia de los curanderos era muy nociva. De hecho, las operaciones se retrasaban a causa de la confianza que los ciudadanos tenían en ellos.
La esperanza de vida, de 25 años
Además de definir las enfermedades más comunes de Bilbao a finales del siglo XIX, Careaga ha especificado en su tesis doctoral el contexto en que éstas se desarrollaron, para poder entender mejor el origen de dichas enfermedades. Ha recordado que, a causa de la revolución industrial, Bilbao tenía un futuro próspero y un incremento de la población e índice de inmigración extraordinariamente elevados. Sin embargo, la esperanza de vida media era de 25 años escasos. A consecuencia del hacinamiento e insalubridad de algunas zonas, las enfermedades transmitidas por el agua y el aire eran muy comunes, disparando las cifras de mortalidad.
Precisamente, las afecciones respiratorias ocupaban el primer lugar en las defunciones. Así las cosas, Careaga destaca que aquel fenómeno condicionó el trabajo del doctor Carrasco y el resto de médicos de la época, así como las decisiones de las autoridades de la villa. De hecho, en la tesis subraya que tuvieron que tomar decisiones de alto riesgo y coste económico; entre otras, la construcción del propio Hospital de Basurto.