Científicos de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y de otras instituciones internacionales acaban de publicar en la revista Astrophysical Journal Letters dos estudios sobre el impacto del astro que chocó contra Júpiter en julio de 2009. Si el objeto hubiese chocado con la Tierra se habría producido un enorme cataclismo, pero la gravedad de Júpiter actuó como “paraguas protector”.
El Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV/EHU, con sede en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao y dirigido por el profesor Agustín Sánchez Lavega, ha publicado los primeros resultados de las investigaciones sobre uno de los acontecimientos recientes que más interés ha despertado en la astronomía mundial: el impacto de un astro de grandes dimensiones en el planeta Júpiter el pasado mes de julio. El trabajo de Sánchez Lavega, en el que también han participado los profesores de la escuela Santiago Pérez Hoyos y Ricardo Hueso junto a científicos norteamericanos, ha aparecido en “Astrophysical Journal Letters”, una de las publicaciones más prestigiosas del mundo en astrofísica y astronomía.
Fue un astrónomo aficionado australiano quien, el pasado 19 de Julio, descubrió la presencia de una mancha negra de grandes dimensiones cerca de la región polar del planeta Júpiter, el mayor del Sistema Solar. El impacto ocurrió apenas unas 3 ó 4 horas antes de la detección de la mancha, en el lado oscuro (es decir, de noche) de Júpiter, por lo que no pudo ser observado directamente, y en una latitud muy alta, cerca del Polo Sur del planeta. La trayectoria fue opuesta a la que siguieron los fragmentos del cometa Shoemaker-Levy 9, que impactó con Júpiter justo 15 años antes, en julio de 1994.
Alertados los grandes observatorios del mundo, confirmaron en pocas horas que la mancha era el residuo de cenizas dejado tras el impacto de un cometa o asteroide. Inmediatamente los principales observatorios del mundo comenzaron el análisis del fenómeno, incluyendo entre otros el telescopio espacial Hubble. Tras varios meses de trabajo, se han publicado hoy los dos primeros artículos de conclusiones acerca de la naturaleza del impacto y su influencia en la atmósfera del planeta.
El Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco ha compartido esta primicia científica con investigadores de los Estados Unidos en la revista “Astrophysical Journal Letters”, una de las publicaciones de mayor prestigio en el mundo en el campo de la Astronomía, con más de un siglo de trayectoria. La revista fue creada en la Universidad de Chicago en 1895, y publica doce volúmenes al año.
Resultados de la investigación
Según los análisis, la mancha principal, una nube muy negra formada por los residuos del impacto, alcanzó un tamaño de unos 5.000 Km. en la atmósfera de Júpiter, si bien estaba rodeada por un halo producido por la caída del material expulsado de la atmósfera de hasta 8.000 Km., algo menor que el tamaño de la Tierra. Se desconoce si la densa nube de partículas muy finas (apenas una milésima de milímetro) pero muy negras, es un producto de los residuos del objeto o bien fueron producidas por las enormes temperaturas generadas en la atmósfera de Júpiter por el impacto.
En los días siguientes, las cenizas fueron arrastradas por los vientos de Júpiter -que son suaves en estas latitudes- de manera análoga a las del volcán islandés actualmente en actividad. Existen dudas sobre si el astro que impactó en la superficie de Júpiter fue un cometa o un asteroide. Suponiendo que su naturaleza fuese cometaria -es decir, formado fundamentalmente por substancias de hielo-, el tamaño del bólido habría rondado los 500 metros.
Este segundo impacto detectado con claridad en Júpiter indica que, probablemente, la caída de objetos de tamaños de 0,5 a 1 Km. sobre el planeta es más frecuente de lo que se pensaba: hasta ahora se estimaba en un impacto cada 50 a 250 años como promedio, pero con los nuevos datos puede resultar que acontecimientos como éste podrían ocurrir cada 10 o 15 años.
El estudio de los impactos en los planetas nos ayuda a entender mejor los que pudieran producirse con la Tierra. Si este objeto hubiese impactado con nuestro planeta hubiera producido un enorme cataclismo. Afortunadamente cerca nuestro hay pocos objetos de este tamaño, y en cierto sentido Júpiter es un “paraguas protector”, ya que con su enorme gravedad atrae fuertemente hacia si los objetos errantes del sistema solar que pasan por sus proximidades.
Investigación Astrofísica en la Escuela Superior de Ingeniería de Bilbao
Agustín Sánchez Lavega, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao, dirige desde hace años el Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco, que entre otras tareas ha colaborado con la misión de exploración a Venus iniciada en noviembre de 2005 y promovida por la Agencia Espacial Europea. El equipo de investigadores de este grupo ha trabajado con el instrumento más complejo instalado en la nave espacial “Venus Express”, una cámara espectral cuya misión es obtener imágenes del planeta.
El Grupo desarrolla su principal actividad investigadora en el estudio de las atmósferas de los planetas del Sistema Solar, coordina la red de observaciones IOPW (International Outer Planets Watch-Observación Internacional de Planetas Exteriores) y ha desarrollado la herramienta de software PVOL (Planetary Virtual Observatory & Laboratory-Laboratorio y Observatorio Planetario Virtual).
Además, la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao puso en marcha, en julio del año pasado, Aula EspaZio Gela, una iniciativa que forma profesionales cualificados y fomenta la investigación básica y aplicada en el campo de la Astrofísica. El aula acaba de finalizar la instalación de un observatorio astronómico en la propia escuela que dispone del mayor telescopio de Euskadi.
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Referencias bibliográficas:
H. B. Hammel, M. H. Wong, J. T. Clarke, I. de Pater, L. N. Fletcher, R. Hueso, K. Noll, G. S. Orton, S. Pérez-Hoyos, A. Sánchez-Lavega, A. A. Simon-Miller, and P. A. Yanamandra-Fisher – “Jupiter After the 2009 Impact: Hubble Space Telescope Imaging of the Impact-generated Debris and its Temporal Evolution”; y A. Sánchez-Lavega, A. Wesley, G. Orton, R. Hueso, S. Perez-Hoyos, L. N. Fletcher, P. Yanamandra-Fisher, J. Legarreta, I. de Pater, H. Hammel, A. Simon-Miller, J. M. Gomez-Forrellad, J. L. Ortiz, E. García-Melendo, R. C. Puetter, and P. Chodas – “The Impact of a Large Object on Jupiter in 2009 July”. The Astrophysical Journal Letters 715 (2): L 150 y L 155, junio de 2010. Doi: 10.1088/2041-8205/715/2/L150yL155.
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