Investigadores del Grupo Geografía Física de Alta Montaña (GFAM) de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) reconstruyen toda la cronología de la evolución glaciar de la madrileña Sierra de Guadarrama aplicando un nuevo método de datación.
La revista Geomorphology, una de las más prestigiosas en el área de Ciencias de la Tierra, acaba de publicar los resultados de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) donde se desvela la cronología glaciar de la madrileña Sierra de Guadarrama. Para llevar a cabo esta investigación se aplicó un novedoso método de datación basado en el análisis de los efectos de la radiación cósmica en las superficies expuestas de las rocas. Esta radiación, principalmente compuesta por neutrones, al impactar en las rocas provoca la transformación de determinados elementos químicos presentes en las mismas en nuevos isótopos. Los investigadores se centraron, en concreto, en el isótopo Cloro 36 generado como consecuencia de la acción de la radiación cósmica sobre elementos presentes en la roca, tales como calcio, potasio y cloro.
Un nuevo método de datación
El proceso que conlleva el nuevo método de datación es laborioso. En primer lugar, se seleccionan en el campo bloques abandonados por los antiguos glaciares en los frentes de las morrenas. Es necesario asegurarse de que el bloque no haya sido desplazado desde que fue depositado por el glaciar, ni su superficie se haya erosionado excesivamente. Una vez seleccionado el bloque, se sustrae una sección de la parte más expuesta del mismo con una profundidad máxima de 5 cm. La muestra de roca se pulveriza y posteriormente se determina la proporción en la que están presentes todos los elementos constituyentes de la roca para saber cómo pueden influir en la producción de Cloro 36. A continuación, se eliminan progresivamente todos los elementos de la muestra excepto el cloro. Por último, y ésta es la parte más compleja, se analiza en un acelerador de partículas la proporción de Cloro 36 en relación con los otros isótopos del cloro. Esta proporción es fundamental para calcular la cantidad de tiempo durante el cual la superficie de la roca ha estado expuesta a la radiación cósmica; o lo que es lo mismo en este caso, hace cuánto tiempo fue abandonado el bloque por el glaciar.
El tratamiento de todas las variables implicadas en el proceso proporciona finalmente la fecha en que los glaciares, durante su avance, abandonaron el bloque muestreado.
Mediante este método también es posible conocer el momento en que desaparecieron definitivamente los glaciares. En este caso, la muestra se tomaría de las superficies pulidas por el hielo más próximas a las cumbres, obteniéndose como resultado del estudio la fecha en que, al retirarse el hielo, la superficie empezó a recibir la radiación cósmica.
El caso concreto de la Sierra de Guadarrama
Esta metodología se ha aplicado a las formas glaciares de la vertiente madrileña del Pico Peñalara, donde se formaron pequeños glaciares que apenas alcanzaron los 2 km de longitud y que labraron formas tan llamativas como la depresión donde se aloja la Laguna de Peñalara, dentro del Parque Natural del mismo nombre. Se tomaron muestras en los diferentes arcos morrénicos, desde los más externos a los más internos, así como también de umbrales rocosos claramente pulidos por el hielo, hasta la mayor altitud posible.
Después del lento y complicado análisis de las muestras descrito anteriormente, se obtuvieron las fechas para cada una de las muestras, pudiendo reconstruir toda la cronología de la evolución glaciar en la Sierra de Guadarrama.
Según dicha reconstrucción, los glaciares alcanzaron en Peñalara su máxima extensión hace unos 30.000 años, y llegaron a tener un espesor máximo de hielo de casi 100 m. En aquella época la temperatura media anual era 9ºC inferior a la actual. Era la época en que los últimos Neandertales habitaban nuestra Península y los Homo sapiens decoraban las salas de la cueva de Altamira. Por otra parte, el retroceso significativo de los glaciares no comenzó hasta hace 18.000 años, estando hace 16.000 años únicamente recluidos bajo las paredes más verticales. La desaparición total de los mismos tuvo lugar justo en el comienzo del Holoceno, hace 11.000 años. Para entonces, el clima había cambiado por completo y la temperatura media anual ya era similar a la actual. Desde entonces no han vuelto a existir glaciares en Peñalara.
Estos resultados aportan asimismo información sobre la evolución del clima en nuestras montañas y permiten reconstruir situaciones paleo-climáticas extremas que se podrían repetir en el futuro.
Referencia Bibliográfica:
David Palacios, Nuria de Andrés, Javier de Marcos, Lorenzo Vázquez-Selem 2011 Glacial landforms and their paleoclimatic significance in Sierra de Guadarrama, Central Iberian Peninsula. Geomorphology doi:10.1016/j.geomorph.2011.10.003.