Tikal fue uno de los núcleos urbanos más importantes del reino Maya, pero hasta ahora los científicos no han sabido cómo lograron subsistir sus habitantes en un ambiente de bosque tropical. Según un nuevo estudio, la clave estuvo en practicar formas intensivas de agricultura, como el riego, la construcción de terrazas y el cultivo de quema y roza, junto con técnicas agroforestales y de conservación de agua cuidadosamente controladas.
Prácticas eficientes en el uso del suelo permitieron sostener a lo largo de varios siglos a la población de la importante ciudad maya de Tikal, asentada en un bosque tropical de la actual Guatemala, según un estudio publicado recientemente por científicos de Estados Unidos, México y Guatemala en la revista científica PNAS.
El surgimiento de sociedades complejas y el uso sostenible de la tierra asociado a los centros urbanos ha sido un foco de investigación para antropólogos, geógrafos y ecólogos. Tikal se considera una de las principales organizaciones políticas del antiguo reino Maya y, sin embargo, cómo la ciudad fue capaz de mantener a su población sustancial en medio de un ambiente de bosque tropical ha sido un tema de debate no resuelto entre los investigadores durante décadas.
Los investigadores encabezados por David L. Lentz presentan en este trabajo una evaluación cuantitativa de las estrategias de agricultura, agroforestería y manejo de agua que utilizaron los habitantes de esta ciudad maya. Tal y como detallan, “los habitantes de Tikal practicaron formas intensivas de agricultura, incluyendo el riego, la construcción de terrazas y el cultivo de quema y roza, junto con técnicas agroforestales y de conservación de agua cuidadosamente controladas”.
Así, la evidencia empírica sugiere que estos mayas optimizaron el paisaje para proporcionar el sustento a una población relativamente grande en una comunidad urbana preindustrial.
De la sequía al abandono
Esta optimización de la productividad del paisaje, sin embargo, supuso un alto coste, un ambiente menos resistente que se basó en una confianza completa en la precipitación anual. A partir del uso de depósitos minerales recopilados en cuevas de la región, los investigadores han podido deducir que se produjeron episodios persistentes de bajas precipitaciones durante la segunda mitad del siglo noveno, lo que coincide “sorprendentemente” con el levantamiento del último monumento de la ciudad, en el año 869, y su abandono final.
De este modo, a pesar del cuidadoso manejo del terreno, esta población maya “pudo haber exacerbado las condiciones de sequía a través de actividades de tala de bosques”, según los autores.
Los resultados de la investigación también revelan que la zona productiva circundante a Tikal no tenía la capacidad de resistencia para soportar las sequías del siglo noveno. Así, la estrategia de gestión de recursos utilizada cesó para proporcionar una alimentación adecuada, combustible y agua potable a la población del periodo Clásico Tardío de cara a los períodos prolongados de sequía. Como resultado, se produjo un desorden social y el abandono.
Como detallan los investigadores, “estos resultados ofrecen perspectivas esenciales para abordar la cuestión de por qué algunas ciudades prosperan mientras que otras se reducen”.
Referencia bibliográfica
Lentz, D. L., Dunning, N. P., Scarborough, V. L., Magee, K. S., Thompson, K. M., Weaver, E., Carr, C., Terry, R. E., Islebe, G., Tankersley, K. B., Grazioso Sierra, L., Jones, J. G, Buttles, P., Valdez, F., y Ramos Hernandez, C. E. (2014). “Forests, fields, and the edge of sustainability at the ancient Maya city of Tikal”. PNAS. www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.1408631111