Técnicos aragoneses han creado un prototipo en tres dimensiones del cráneo de un uro, especie vacuna extinguida hace 400 años. La reproducción se ha obtenido mediante técnicas de digitalización sin contacto de un cráneo fosilizado real hallado en el municipio aragonés de Ariño.
La técnica empleada para la creación del modelo se basa en el prototipado y digitalización sin contacto, que permite un muestreo láser y monitorización 3D de la pieza evitando las manipulaciones físicas.
Además, para la obtención del cráneo del uro se ha empleado el procedimiento de la luz blanca estructurada. Esta técnica consiste en proyectar una serie de franjas luminosas verticales blancas y negras que al caer sobre la superficie de la pieza sufren una deformación variable a partir de la cual se obtiene una nube de puntos 3D correspondientes a las coordenadas x, y, z a escala real del objeto.
El cráneo obtenido del animal resulta un elemento más ligero y resistente que el primitivo y será exhibido en la exposición ‘Fósiles del Parque Cultural del Río Martín’ en el municipio turolense de Montalbán. El original se encentra actualmente en delicado estado de conservación.
El descubrimiento del cráneo real del uro se produjo en la localidad de Ariño, en Teruel en 2004, cuando un guía del Parque Cultural del Río Martín recogió un fósil de parte del cráneo en el margen de una carretera. Los científicos realizaron la prueba del carbono 14 y determinaron que el cráneo del animal pudo depositarse y enterrarse durante el Pleistoceno Superior hace 40.000 años.
A partir de entonces la zona del hallazgo ha sido rastreada por equipos de arqueólogos aragoneses hasta que se obtuvo la mayor parte del fósil que se conserva hoy.
Casi 400 años sin el uro
El uro es una especie bovina considerada como el origen de la mayor parte del ganado actual. Su apariencia era más grande y robusta que la de sus descendientes domésticos, llegando a alcanzar los dos metros de longitud en el caso de los machos. Hoy se sabe que las primeras manadas llegaron al Este de Europa procedentes de la India y, por las descripciones de la época romana y medieval, los uros tenían una piel oscura y uniforme, sin manchas, parecida a la de un toro de lidia español. La última vez que se vio este animal fue en Polonia en 1627.