El hallazgo en los sedimentos de una decena de especies de carófitos (algas macroscópicas) desvela cómo era la vegetación sumergida de la Albufera de Valencia antes de su contaminación, incluso hasta unos 200 años atrás. La investigación del equipo dirigido por Maria A. Rodrigo también aporta información valiosa para restaurar los ambientes acuáticos de los alrededores de la laguna.
El vertido de aguas residuales urbanas e industriales, junto con caudales de riego cargados de nutrientes inorgánicos, a partir de la década de los 60 del pasado siglo, convirtió el lago del parque natural de la Albufera de Valencia en un sistema acuático nutrido en exceso, turbio y dominado por el fitoplancton, como lo conocemos en la actualidad. Este proceso de eutrofización favoreció la desaparición total de la vegetación subacuática de esta zona húmeda de importancia internacional, sin que hubiera sido estudiada con detalle. Por esta razón, científicos de la Universitat de València han extraído muestras de sedimentos de la laguna y, por medio del análisis de restos microscópicos de organismos vegetales, han podido reconstruir el ambiente pasado de la Albufera, hasta unos 200 años atrás.
Un equipo del Laboratorio de Ecología Integrativa del Instituto Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva, liderado por Maria A. Rodrigo, ha estudiado las oósporas –parecidas a las semillas- de los carófitos, algas macroscópicas más primitivas que las plantas, las cuales quedaron acumuladas en los diversos estratos de los sedimentos de la Albufera en las diferentes etapas por las que ha pasado el lago. Estas algas sólo viven en aguas limpias y conforme incrementa la contaminación y la eutrofización van dando paso a las plantas vasculares hasta desaparecer completamente.
Las características de las oósporas y los girogonitos (oósporas calcificadas, es decir, cubiertas con una capa de carbonato cálcico) como por ejemplo sus medidas, la forma, el color, la ornamentación de su pared, etc, “hacen posible la identificación taxonómica de las especies y, así, podemos tener una aproximación de las comunidades de carófitos que habitaron la Albufera”, asevera Rodrigo, quien apunta que esta información resulta “muy valiosa en el supuesto de que la laguna recuperara sus aguas limpias y claras o si se deseara restaurar los ambientes acuáticos de su entorno”.
El científicos de la Universitat de València -que han realizado esta investigación en colaboración con el Real Jardín Botánico de Madrid y la Universidad de Montpellier- han identificado restos de diez especies de carófitos, a través de microcopia óptica y electrónica. Algunas de estas especies (Lamprothamniumpapulosum y Tolypellahispanica) indican la época en que la laguna era de caudales muy salados. En cambio, otras se desarrollaron cuando el agua de la Albufera se volvió mucho más dulce (Charafragilis –Ch. globularis- y Nitellahyalina).
Germinación en el laboratorio, clave para la restauración ambiental
Estos investigadores ya han conseguido, a los laboratorios de la Universitat de València, la germinación de las oósporas encontradas en el sedimento de la Albufera de algunas de estas las especies de carófitos (Charavulgaris y Charahispida), depositadas hace más de 50 años. En consecuencia, “hemos demostrado que estas ‘semillas’ todavía son viables después de tanto de tiempo y, ahora, tratamos de obtener la germinación de todas las otras especies”, comenta María A. Rodrigo. De esta manera, se dispondrá de un banco de cultivos de estas plantas subacuáticas, con las que se podrían realizar reintroducciones de las especies propias del ambiente de la Albufera. Estas intervenciones serán viables en las iniciativas de restauración que consigan una buena calidad de las aguas.
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