Presentan un nuevo mapa de erradicación de la malaria

La revista médica The Lancet ha presentado hoy en Londres una serie de artículos científicos del Grupo de Eliminación de la Malaria (MEG) que revisan las políticas para acabar con la enfermedad en todo el planeta. ¿Cuáles son los beneficios de la erradicación y qué hay que hacer?

Presentan un nuevo mapa de erradicación de la malaria
“La vacuna parece que se producirá y será importante para abrir el camino, pero será necesarias vacunas de tercera o cuarta generación que sean efectivas”, explica Feachem. Foto: The Lancet.

Hace 150 años todos los países del mundo luchaban por sacar de sus fronteras la malaria, una enfermedad que en la actualidad persiste tan sólo en la mitad del planeta: 99 países. De ellos, 32 luchan por erradicar la enfermedad, pero 67 siguen manteniendo políticas de control.

Los expertos calculan que 2.000 millones de personas viven en los 32 países que luchan en la actualidad para erradicar la malaria de sus límites geográficos. “La erradicación significa el fin de la malaria en humanos de forma global”, afirma el profesor Richard Feachem, Director del Grupo Global de Salud (Global Health Group) de la Universidad de California, en EE.UU.

Las investigaciones que la revista The Lancet ha presentado hoy en Londres tratan de encontrar un atajo para llegar cuanto antes hasta allí. Pero no es una tarea fácil presentar un mapa de erradicación de la malaria.

La lucha contra la enfermedad se divide en tres frentes: un control agresivo en las regiones más afectadas que no pueden permitirse eliminarlo, la eliminación en aquellos países donde se dan las condiciones idóneas y la investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos, vacunas y tecnologías.

El equipo de Feachem se centra en el segundo frente. Los expertos insisten en que, aunque el mapa de la enfermedad global se está encogiendo de forma creciente desde 1900 y continúa haciéndolo hoy, es necesaria una labor “mucho más intensa y un apoyo sostenido a los países que se encuentran en la batalla”.

Riesgos nacionales y globales

El dinero que ahora se dedica al control de la enfermedad se podría transferir a políticas de eliminación, lo que podría colaborar o no, en el segundo factor de riesgo: que se acelere la resistencia a los medicamentos y los insecticidas, y la población no inmune quede indefensa ante un rebrote.

Pero los mismos riesgos son compartidos por programas que se dedican a controlar la enfermedad para que no repunte y sea más letal durante largos períodos de tiempo. Es aquí donde surgen las dudas para aquellos países que ya han conseguido controlar tanto la enfermedad que sólo tienen un 1% de incidencia.

Los actuales medios de detención de la enfermedad hacen que sea muy difícil identificar a las personas infectadas y las políticas pasivas de los países donde sólo se realiza control dejan escapar más de un 40% de los casos.

Además hay una dificultad añadida. La malaria se extiende por dos virus: el Plasmodium falciparium, más letal, y el Plasmodium vivax, que resulta mucho más difícil de identificar que el primero, puesto que no hay test para comprobar su presencia en el hígado y al que ha de dedicarse más atención.

“Es una tarea difícil, la malaria es una enfermedad circunspecta en el tiempo y el espacio, se ha de identificar el área dónde opera y dónde el parásito está circulando y cuando se sepa introducir un tratamiento radical que mate a todos los parásitos en la sangre de una persona. Además necesitaríamos desarrollar un medicamento para evitar la transmisión”, explica Bruno Moonen, de la Iniciativa Acceso a la Salud Clinton (The Clinton Health Access Iniciative).

Programa de control o de erradicación

La diferencia entre un programa de control y uno de erradicación estriba en que la última requiere un programa de inteligencia epidemiológica mucho más agresivo: no hay que detectar los casos sino que hay que encontrar todos los focos de infección eliminar el parásito de la sangre de todas las personas que lo portan.

La inversión es fuerte y supone una mayor dedicación presupuestaria que las medidas de control, pero a la larga y en determinados casos, podría reportar beneficios a los países que la implanta.

“Vemos que los países se benefician económicamente de controlar la malaria cuando la mortalidad es muy alta por razones obvias, hay menos fuerza laboral que se pierde, más niños que van al colegio y se reduce el gasto en salud pública. La justificación para invertir en erradicar la enfermedad cuando tiene un 1% de incidencia es menos clara y no siempre va a arrojar un balance beneficioso para el país”, afirma a SINC Oliver Sabot de la Iniciativa Acceso a la Salud Clinton (The Clinton Health Access Iniciative).

“País libre de malaria”

Sin embargo, aunque no se ha podido verificar, los últimos estudios apuntan a otro tipo de beneficios una vez que un país adquiere la clasificación de estar libre de malaria: aumenta la inversión extranjera y la relacionada con el turismo en el país.

Aunque no todos los países califican para poder erradicar la malaria. Las condiciones son claras: el país no tiene que estar en conflicto bélico porque en esa situación la enfermedad encuentra las condiciones para reproducirse más agresivamente. Ha de poseer una buena organización estructural y técnica y compromiso político a largo plazo.

Presentación del mapa ante los medios en Londres. Foto: Patricia Luna

Hoy por hoy deben ser los países quienes decidan tomar la decisión de la erradicación, pero a veces se desaconseja hasta que se produzcan las situaciones propicias.

Y hay una razón que tiene todavía más peso. El país no ha de estar rodeado de vecinos que puedan transmitir la enfermedad. La transmisión entre países es vital por eso del avance de la lucha en un país se beneficia el resto.

El caso de América Latina

“Un caso ejemplar sería el de México. En su frontera al Norte transita un gran número de personas pero no hay riesgo de que la enfermedad llegue desde EE UU. Pero en el Sur, por ejemplo, tiene una frontera con mucho tránsito con Guatemala y una alta posibilidad de transmisión de la enfermedad. Hay que tener ambos factores en cuenta, el número de personas que transita y la frontera con que país”, explica Feachem.

Los expertos afirman que por estas razones, por ejemplo, América Latina está en mejor situación para erradicar la enfermedad que el África subsahariana. “Estamos tratando de seguir una estrategia que encoja el mapa de la enfermedad desde el hemisferio Norte hacia el sur, teniendo el cuenta el progreso por regiones y países vecinos”, concluye el director del Grupo de Salud Global. Pero los esfuerzos han de seguir para que el mapa de la malaria se encoja hasta desaparecer de la cartografía.

Vacunas y bloqueo de transmisión

“Estamos en el momento de actuar. Necesitamos tomar decisiones sobre la erradicación basadas en la evidencia y establecer programas de colaboración entre áreas vecinas”, explica a SINC Geoffrey Targett, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

Targett defiende que la Organización Mundial de la Salud (OMS) retome un papel que no ha ejercido en los últimos años en la lucha contra la enfermedad y sea la que auspicie y coordine las políticas y potencie el intercambio de mejores prácticas y de conocimiento en la lucha de la enfermedad.

Y aunque todos los expertos aseguran que en cuatro o cinco años habrá una vacuna, afirman que ayudará a la hora de eliminar la enfermedad, pero que su papel será reducido mientras no logre bloquear la transmisión.

“La vacuna parece que se producirá y será importante para abrir el camino, pero será necesarias vacunas de tercera o cuarta generación que sean efectivas”, explica Feachem.

“Mientras tanto necesitamos ser capaces de dejar de quejarnos de lo complicado que es lidiar con la enfermedad y poner en práctica los recursos y las herramientas que tenemos para acabar con la malaria”, concluye el experto.

Las dos ‘Es’ de la malaria: eliminación y erradicación

La malaria fue considerada durante años una enfermedad con la que había que vivir y que no se podía eliminar, pero la historia de la afección cambió de color y de giro en 2007.

Unas declaraciones de los filántropos Melissa y Bill Gates ecambiaron ese año la actitud del mundo ante la enfermedad: “No hemos terminado y no pararemos de trabajar hasta que la malaria haya sido eliminada”, dijo Bill Gates. Y volvieron a poner la malaria en el mapa de prioridades. Trajeron de vuelta las dos ‘Es’, Eliminación y Erradicación, algo de lo que no se había hablado durante muchos años.

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Más información, en The Lancet.

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Malaria elimination: worthy, challenging, and just possible
Pam Das,Richard Horton PDF.

Call to action: priorities for malaria elimination

Richard G A Feachem, Allison A Phillips, Geoffrey A Targett, Robert W Snow PDF.

Eliminating malaria—all of them
J Kevin Baird PDF.

Research priorities for malaria elimination
Kevin Marsh PDF.

Series Papers Shrinking the malaria map: progress and prospects
Richard G A Feachem, Allison A Phillips, Jimee Hwang, Chris Cotter, Benjamin Wielgosz, Brian M Greenwood, Oliver Sabot, Mario Henry Rodríguez, Rabindra R Abeyasinghe, Tedros Adhanom Ghebreyesus, Robert W Snow PDF.

Ranking of elimination feasibility between malaria-endemic countries
Andrew J Tatem, David L Smith, Peter W Gething, Caroline W Kabaria, Robert W Snow, Simon I Hay PDF.

Operational strategies to achieve and maintain malaria elimination
Bruno Moonen, Justin M Cohen, Robert W Snow, Laurence Slutsker, Chris Drakeley, David L Smith, Rabindra R Abeyasinghe, Mario Henry Rodriguez, Rajendra Maharaj, Marcel Tanner, Geoffrey Targett PDF.

Costs and financial feasibility of malaria elimination
Oliver Sabot, Justin M Cohen, Michelle S Hsiang, James G Kahn, Suprotik Basu, Linhua Tang, Bin Zheng, Qi Gao, Linda Zou, Allison Tatarsky, Shahina Aboobakar, Jennifer Usas, Scott Barrett, Jessica L Cohen, Dean T Jamison, Richard G A Feachem PDF.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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