Normalmente el injerto se ha utilizado en fruticultura y jardinería, pero desde hace unos años se ha empezado a emplear para cultivar hortalizas. Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han logrado que una parte importante del pepino y tomate producido en la comunidad madrileña se consiga con plantas injertadas, que no necesitan desinfectantes del suelo y benefician a los pequeños agricultores.
El injerto es una técnica muy conocida y empleada en fruticultura, viticultura y jardinería, que está conociendo en los últimos años en nuestro país una gran expansión en la producción de hortalizas. Una de sus principales ventajas, según Pedro Hoyos Echevarría, profesor de la Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola de la UPM, es que al emplear plantas injertadas para superar determinados problemas causados por enfermedades del suelo o nematodos, no es necesario aplicar ningún tipo de desinfectante al suelo, lo que la convierte en una de las técnicas de producción hortícola más respetuosas con el medio ambiente.
Emplear una planta injertada puede aportar muchas otras ventajas. Se pueden posibilitar cambios de ciclos de cultivo si se injerta sobre un portainjerto que soporte temperaturas más altas o más bajas que las que soporta la variedad injertada. También, injertando sobre un portainjerto vigoroso, se puede conseguir que una variedad que no lo sea, se convierta en más productiva, pudiendo llegar entonces a ser interesante su cultivo.
La técnica del injerto se ha desarrollado en nuestro país sobre todo por la posibilidad de emplear portainjertos que resistan a ciertas enfermedades del suelo que hacen en muchos casos imposible la repetición de cultivos que llevan muchos años realizándose en el mismo y que injertando puede permitir a los productores hortícolas continuar con ellos. Esto reviste gran importancia en España, donde la mayoría de los horticultores son pequeños o medianos agricultores que poseen muy poca tierra y, por tanto, tienen muy poca capacidad para rotar cultivos, una práctica que sería deseable cuando aparecen esas enfermedades.
Un ejemplo de esto se encuentra en la zona centro de España, más concretamente en la Comunidad de Madrid, donde se cultiva pepino desde hace varias décadas por los mismos agricultores en los mismos invernaderos, lo que ocasiona graves problemas de suelo, principalmente nematodos.
Hasta el año 2005, una gran mayoría de los cultivadores debía desinfectar el suelo con bromuro de metilo para seguir cultivando y abasteciendo los mercados cercanos, sobre todo Mercamadrid, de pepino corto tipo español. Pero en enero de ese año el bromuro de metilo fue prohibido en los países industrializados, por lo que se hizo necesario buscar alternativas.
La solución, propuesta por la Universidad Politécnica de Madrid, fue el empleo del injerto, tema en el que ya se estaba trabajando desde cinco años antes. Así, se llevó a cabo una experiencia piloto en Villa del Prado, localidad del suroeste de Madrid que concentra la producción de una gran parte del pepino que se consume en la Comunidad de Madrid entre mayo y septiembre.
Los trabajos realizados por los investigadores, junto a los agricultores y técnicos de esta localidad, han permitido poner a punto todo el desarrollo técnico para que los horticultores puedan continuar produciendo pepino empleando planta injertada.
Al cambiar de tipo de planta, fue necesario realizar ensayos para determinar qué portainjerto es el más interesante a emplear, qué densidad de planta es la correcta y qué tipo de poda se debe hacer a las plantas, que debido al extravigor que suelen tener permiten ser conducidas “a dos brazos” cuando lo normal es conducirlas a uno.
Con todo ello se ha contribuido a resolver un problema muy serio para los agricultores de nuestra comunidad adaptando a sus sistemas de producción una técnica nueva en nuestro entorno como es el injerto.
Esta, y otras experiencias similares, han sido trasladadas por el investigador Pedro Hoyos Echevarría en una publicación que recoge una revisión sobre el empleo del injerto en la producción de hortalizas. En dicho trabajo realizado en colaboración con algunos de los mayores especialistas a nivel mundial en el empleo de esta técnica, se realiza una puesta al día de todos aquellos aspectos relacionados con el injerto en hortalizas: razones de su empleo, portainjertos empleados, técnicas de producción de planta injertada, tipos de injerto, máquinas y herramientas empleadas para el injerto, incluidos robots y finalmente aspectos comerciales y de calidad de la planta injertada.
El profesor Hoyos ha colaborado en esta publicación en su condición de investigador en el empleo del injerto en nuestras condiciones, aportando a la visión de los otros especialistas que pertenecen a países con mucha tradición en el empleo del injerto en hortalizas: Corea, Japón, China, la visión desde un país como España, una de las primeras potencias hortícolas del mundo en que cada vez se está empleando más esta técnica.
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Referencia bibliográfica:
1 Lee JM, Kubota C, Tsao SJ, Bie Z, Echevarria PH, Morra L, Oda M. Current status of vegetable grafting: Diffusion, grafting techniques, automation. SCIENTIA HORTICULTURAE 127 (2) SI: 93-105. Dic. 2010.