Científicos de la Misión Biológica de Galicia (Pontevedra) y de la Swedish University of Agricultural Sciencies (Suecia) han comprobado que la aplicación en vivero de la fitohormona metil jasmonato a plántulas de cuatro especies de coníferas, entre ellas el pino marítimo, también conocido como 'piñeiro do país' (Pinus pinaster), activa sus mecanismos de defensa proporcionando, una vez establecidas en campo, resistencia frente al ataque del gorgojo del pino.
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han comprobado en un ensayo piloto que la aplicación en vivero de una hormona vegetal, el metil jasmonato, a plántulas de cuatro de las principales especies de coníferas de Europa preactiva su sistema inmunitario e incrementa su capacidad defensiva, de forma que, una vez establecidas en campo, aumenta la resistencia frente al ataque del gorgojo del pino, plaga especialmente problemática para la regeneración de los bosques de coníferas que puede generar hasta el 80% de mortalidad en las plantaciones.
La investigación se realizó en la Misión Biológica de Galicia (MBG, Pontevedra) con la colaboración del departamento de ecología de la Swedish University of Agricultural Sciencies (SLU, Uppsala-Suecia), tomando como objeto de estudio el piñeiro do país (Pinus pinaster), el pino de Monterrey (P. radiata), el pino silvestre (P. sylvestris) y la pícea europea (Picea abies). Los detalles se publican en la revista Forest Ecology and Management.
El estudio reveló la efectividad del tratamiento en los cuatro casos y, sobre todo, en el pino silvestre, cuya mortalidad se redujo del 40 al 7%.
“Se sabía que la aplicación de esta hormona vegetal aumentaba la concentración de compuestos defensivos de algunas especies agrícolas y arbóreas. Ahora, los resultados que hemos obtenido muestran su efectividad también en la protección de especies forestales en condiciones reales, en campo, frente a una plaga concreta. Se avala, por tanto, su potencial en el ámbito forestal como herramienta fitosanitaria”, destacan Rafael Zas y Luis Sampedro, de la MBG.
La investigación: métodos y resultados
La investigación se enmarca en los trabajos que desde 2008 realiza en Galicia el Grupo de Genética y Ecología Forestal de la Misión Biológica (Pontevedra) acerca de los mecanismos de resistencia, físicos y químicos, a enfermedades y plagas en coníferas.
“Las plagas forestales se están expandiendo rápidamente a nuevas regiones debido, entre otros factores, al desarrollo de la actividad humana y al cambio climático. Los pinos cuentan, para hacerles frente, con defensas constitutivas –se muestran de forma permanente- e inducidas –se activan en respuesta a una agresión y permiten a la especie ajustar su estatus defensivo en función del riesgo real de daño–. Hasta el momento, la comunidad científica no ha prestado mucha atención al potencial de estas últimas en la protección frente a plagas y enfermedades, en cuya activación están implicadas diversas hormonas vegetales”, explican Zas y Sampedro.
El grupo de investigación decidió, por tanto, explorar, más allá de las condiciones controladas de laboratorio, el impacto que tiene la aplicación de una fitohormona, el metil jasmonato, en el incremento de las defensas químicas de las cuatro principales coníferas europeas. El fin último era evaluar su efectividad como herramienta de control de los daños causados por el gorgojo del pino.
En Galicia la pulverización de soluciones con distintas concentraciones de la fitohormona se realizó sobre plántulas del piñeiro do país y de Monterrey en los Viveros de Norfor de Figueirido (Pontevedra). Después de 2-4 semanas, las plántulas se establecieron en una parcela experimental en los montes de la CMVMC (Comunidades de Montes) de Santa Mariña do Rosal (Torroña, Pontevedra), zona afectada con frecuencia por este insecto. En Suecia el trabajo se focalizó en el pino silvestre y la pícea europea, y las parcelas experimentales se ubicaron en Marma. El estudio evaluó la resistencia y supervivencia en campo durante dos años.
“De este modo, cubrimos un amplio gradiente ambiental, lo que permite extrapolar y generalizar el alcance de las conclusiones”, destacan Zas y Sampedro.
“Los resultados fueron prometedores en las cuatro especies. En todos los casos las plántulas tratadas con esta fitohormona fueron menos dañadas y sobrevivieron más que las plantas control. Destaca, sobre todo, el caso del pino silvestre, que al aplicar el tratamiento redujo su tasa de mortalidad por el ataque del gorgojo del 40 al 7%”, señalan.
Por otra parte, los científicos observaron durante dos años los efectos de este tratamiento en la producción de defensas químicas –principalmente resina y compuestos fenólicos principalmente– y en el crecimiento de las plántula.
“Aunque con su aplicación se reduce ligeramente el crecimiento del árbol, estas pérdidas se compensan sobradamente por el beneficio en términos de crecimiento que supone ser menos dañadas por el insecto”, apuntan Zas y Sampedro.
“Los datos que hemos obtenido en este estudio abren la puerta a nuevas herramientas alternativas de control fitosanitario, más allá de los tradicionales y ambientalmente problemáticos insecticidas o fungicidas. Por ser respetuoso con el medio ambiente y por su bajo coste, este tratamiento alternativo podría ser de gran utilidad en el ámbito forestal. Por ello, es necesario continuar avanzando en el conocimiento de los mecanismos de resistencia de las coníferas a plagas y enfermedades”, concluyen.