La necesidad de desarrollar tratamientos contra el cáncer cada vez más individualizados obliga a examinar los aspectos moleculares implicados en esta enfermedad. Por eso, el grupo de investigación de Oncología Molecular de la Universidad de Santiago (USC) desarrolla modelos experimentales con ratones. A través de estos animales se estudian las repercusiones que la activación de los oncogenes o la inactivación de determinados genes supresores en las células afectadas tienen sobre la respuesta de los pacientes a la terapia tumoral.
Dirigido por el profesor José Antonio Costoya Puente, el trabajo obtuvo resultados sobre las bases moleculares del proceso tumoral que facilitarán, en el futuro, la experimentación de nuevas terapias para mejorar el tratamiento del enfermo.
A pesar de que en los últimos años se produjo un gran avance en este campo, existen pocos modelos preclínicos que copien la evolución del tumor en las primeras fases. Estas simulaciones son necesarias porque, cuándo llegan los enfermos a la consulta, el tumor ya está en marcha y sus inicios son desconocidos.
En los modelos también se recapitulan determinadas características propias del tumor como su capacidad invasiva, la heterogeneidad celular o la interacción con el sistema inmune, entre otras cuestiones.
En general, la modificación genética de ratones facilita estudiar la influencia de determinadas mutaciones sobre la enfermedad y la respuesta a determinados tratamientos de tumores que presentan un pronóstico fatal, como es el caso de algunos que afectan al Sistema Nervioso Central.
Biosensores de la USC
Al mismo tiempo, el equipo de científicos está utilizando en los ratones sistemas de monitorización no invasiva que, mediante biosensores, permiten el seguimiento en vivo de la evolución del tumor y aportación información acerca del grado del agresividad del incluso.
Diseñados por los mismos investigadores, los biosensores emplean proteínas fluorescentes y bioluminiscentes, extraídos de especies como algas o luciérnagas. Delante de estos dos genes se añaden secuencias que activan la iluminación ante una situación de hipoxia, falta de oxígeno en el tejido que se produce en los tumores por su crecimiento desmesurado.