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Se calcula que un 44% de la población sufrirá dolor de espalda en los próximos seis meses, y el 20% de ellos acabaran afectados de lumbalgia subaguda.
El Instituto de Investigación en Atención Primaria (IDIAP Jordi Gol) dedicado a la promoción de la investigación en el primer nivel asistencial en Cataluña, conjuntamente con la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria inician un estudio para tratar la lumbalgia sin fármacos.
El proyecto quiere intervenir a tiempo para evitar que la lumbalgia subaguda acabe cronificando (cosa que pasa en el 7% de las lumbalgias subagudas). Por ello, durante un año y medio se realizará una terapia no farmacológica sobre 800 pacientes, de entre 18 y 65 años, con algún episodio de dolor de entre quince días y tres meses (y por el que pueden estar tomando medicación). En el estudio participan 32 equipos de Atención Primaria de Barcelona.
Se trata de implementar una terapia no farmacológica consistente en un médico o una enfermera que puedan deshacer mitos que tienen los pacientes sobre la lumbalgia (como por ejemplo, que hay que hacer cama para no tener dolor de espalda); una psicóloga que les enseñará a afrontar el dolor y a cambiar la actitud frente a él y una fisioterapeuta que les dará pautas para mejorar posturas habituales en la vida diaria.
Los pacientes que intervengan en el proyecto recibirán, además, material audiovisual elaborado expresamente para este proyecto sobre situaciones de la vida diaria y diversas maneras de afrontar la aparición de la lumbalgia.
Los resultados permitirán observar si los pacientes que han seguido el tratamiento no farmacológico muestran una reducción de la incidencia de la lumbalgia crónica, de la gravedad y duración del dolor.
Los investigadores se han propuesto también identificar los factores asociados con la cronificación de la lumbalgia como: creencias erróneas, comportamientos inadecuados, factores laborales, estado de ánimo, variables sociodemográficas y clínicas.
Una de las tácticas de estos microorganismos infecciosos consiste en recubrir sus membranas celulares con una biopelícula densa y pegajosa que actúa como escudo para evitar que entren estos fármacos y los eliminen. Investigadores daneses han encontrado ahora una forma de acabar con esta estrategia.
Insertar, invertir o eliminar secuencias largas de ADN en posiciones específicas del genoma de bacterias es posible gracias a una nueva herramienta que utiliza los llamados ‘puentes de ARN’. Esta estrategia ofrece un corta-pega más eficiente, en comparación con los métodos actuales. Sin embargo, aún no se ha demostrado que el sistema funcione en células humanas.
